SOCIEDAD

Historias de la ayuda balear en Valencia: “La solidaridad es el recurso más poderoso ante la tragedia”

Testimonios de la DANA

Rafa Gil | Miércoles 06 de noviembre de 2024
El 29 de octubre, una DANA devastó la Comunidad Valenciana, dejando destrucción y desesperación. La solidaridad emergió con voluntarios de Baleares, como Mireia Casas y Carolina Gil Mora, quienes brindan apoyo médico y ayuda a los afectados. Este esfuerzo colectivo resalta la importancia de la empatía en tiempos de crisis.

El pasado 29 de octubre será recordado por muchos como uno de los días más trágicos de la historia reciente de España. La DANA que azotó con fuerza la Comunidad Valenciana dejó tras de sí una estela de destrucción y desesperación. Muchas fueron las imágenes de dolor y ayuda que se vieron una vez este fenómeno natural desapareció. Ante esta complicada y delicada situación, la solidaridad emergió como la fuerza más poderosa. La población de todos los puntos de España decidió salir a la calle y dirigirse hacia los municipios más afectados por la catástrofe y aportar su grano de arena.

Sedaví, un municipio especialmente afectado por las intensas lluvias e inundaciones, ha recibido, estos días, el apoyo de un contingente de 66 personas llegadas desde las islas, en una muestra de ayuda desinteresada que busca aliviar el sufrimiento de una población devastada. Entre los miembros de esta delegación se encuentra Mireia Casas, portavoz del contingente y del servicio sanitario 061, quien trabaja sin descanso al lado de sus compañeros del Ibanat y de diferentes cuerpos de bomberos de las islas, enfrentándose a una situación extrema que ha puesto a prueba no solo su formación, sino también su espíritu humano.

“La situación que nos hemos encontrado aquí es realmente delicada”, explica Casas, cuya voz refleja el cansancio acumulado de estos primeros días sin descanso atendiendo las urgencias que se presentan. “En este tipo de catástrofes siempre te enfrentas a lo peor”. Imágenes de familias que lo han perdido todo y personas que solo encuentran consuelo en las manos que vienen a ayudarlas son las más recurrentes. Mireia y el equipo desplegado tienen organizados relevos cada 3 o 4 días, con el resto de equipos de Baleares que permanecen en reserva en las islas. “El objetivo es mantener la energía y las fuerzas para ser lo más eficaces posible”, explica.

En un entorno devastado por las fuerzas de la naturaleza, los miembros del Ibanat y bomberos trabajan a destajo bombeando, vaciando y limpiando cada uno de los barrios dañados de Sedaví. “Estamos trabajando a destajo”, asegura Casas.

En este esfuerzo conjunto, los sanitarios, que inicialmente estaban destinados a brindar cobertura médica a los bomberos y otros profesionales de rescate del contingente, han decidido dar un paso más y solicitar al mando conjunto organizado por Madrid la posibilidad de atender las necesidades de la población civil. “Nos hemos encontrado con ciertas urgencias que debían ser atendidas y queremos ayudar en todo lo posible a los afectados”, comenta Mireia Casas. “Al ver a tantas personas afectadas, sentimos que era nuestra responsabilidad brindarles también apoyo médico”.

Los relatos de los habitantes de Sedaví y del resto de municipios afectados son desgarradores: gente que ha perdido a seres queridos, sus hogares e innumerables bienes materiales. Frente a esta realidad, el contingente balear trabaja incansablemente, no solo para despejar caminos y vaciar viviendas, sino también para dar esperanza a quienes han sido golpeados por la tragedia.

UNA LLAMADA A LA SOLIDARIDAD

Entre los muchos héroes anónimos que se han sumado a las tareas de ayuda, destaca la enfermera mallorquina Carolina Gil Mora. Residente en Valencia y habituada a la rutina de un hospital, Carolina no dudó en ofrecerse voluntaria cuando escuchó el llamado de auxilio desde las zonas más afectadas. “Vivo en el centro de Valencia y me enteré de la situación por amigos y las redes sociales. No podía quedarme de brazos cruzados”, cuenta Carolina Gil, que además es enfermera especializada en catástrofes humanitarias. La enfermera decidió acudir junto a su pareja a Paiporta, una de las zonas cero de la DANA. Guiadas por una amiga de la zona, supieron que el personal sanitario era desesperadamente necesario.

“Las condiciones en Paiporta son desoladoras”, describe Gil con voz quebrada. Ya son muchos años viviendo en Valencia y, pese a estar acostumbrada, por su profesión, a todo tipo de situaciones, la DANA le ha dejado “tocada”. “Hay barro en cada rincón, en muchas partes no hay agua ni electricidad. Es como si el tiempo se hubiera detenido allí”. Con una tenacidad que solo puede nacer de la empatía y la vocación, Carolina Gil se unió a los voluntarios para organizar medicamentos donados por vecinos, clasificándolos para asegurarse de que estuvieran disponibles para quienes los necesitan. También atendió urgencias que surgieron en el camino, proporcionando no solo cuidados médicos, sino también una palabra de aliento a quienes, desolados, se enfrentaban a una realidad abrumadora.

Sin embargo, para Carolina, uno de los aspectos más difíciles ha sido ver cómo la situación de desinformación y caos se agrava día a día. “El ambiente en la zona es tenso, lleno de rumores y preguntas sin respuesta; la gente, como es normal, está muy nerviosa y no encuentran a alguien que le ayude a entender esta situación que están viviendo”, comenta la enfermera mallorquina. “A pesar de esto, la gente en Paiporta es increíblemente generosa. A todos los voluntarios nos agradecen nuestra presencia e incluso te ofrecen compartir lo poco que les queda”.

Compaginar su trabajo en el hospital con estas labores voluntarias no es un problema para esta mallorquina. “Con un grupo de compañeros nos estamos organizando para ir en nuestros días libres a ayudar a más pueblos”. En esta ocasión tienen la intención de acudir a Alfafar. “Tengo un familiar que ha estado este pasado fin de semana echando una mano en este municipio y me ha comentado que iría bien ayuda sanitaria, así que posiblemente iremos allí”. Destaca que es en estos momentos en los que "la solidaridad es el recurso más poderoso ante la tragedia".

LA VOZ DE LA EXPERIENCIA: MARIBEL ALCÁZAR Y SU HIJO EN XÀTIVA

Desde otro punto de la Comunidad Valenciana, Maribel Alcázar Franco, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Palma, acudió a su Xàtiva natal para acompañar a su familia. Aunque no ha estado en las zonas afectadas de manera directa, Maribel ha experimentado la tragedia a través de sus familiares y amigos que residen en el área, algunos de los cuales han estado en Paiporta, Algemesí y Chiva y otras localidades colaborando en las labores de ayuda y rescate. Su hijo, voluntario en un grupo de apoyo de la zona, es uno de los muchos que han vivido la situación de primera mano. “Esta es una situación de guerra, de una devastación impresionante”, comenta Maribel. “Mi hijo me cuenta que muchas áreas parecen campos de batalla, con escombros y destrucción a cada paso”.

Maribel describe cómo su hijo, al llegar a las zonas afectadas, se encontró con una desorganización que solo aumentó su frustración. “Me decía que un autobús en Chiva con 50 sanitarios al llegar lo único que les dijeron las instituciones fue que se buscaran ellos mismos las tareas a realizar”, cuenta Maribel con indignación. Esta falta de coordinación institucional es, para ella, uno de los aspectos más dolorosos de esta catástrofe. “La percepción es que la gente está sola, que son los propios vecinos los que han tenido que coordinarse para enfrentarse a esta tragedia”, explica.

La sensación de abandono institucional que sienten los afectados es un tema recurrente entre los voluntarios y rescatistas. En medio de la destrucción, lo único que parece unir a todos es la convicción de que, a pesar de la falta de recursos, el esfuerzo individual y comunitario será la clave para salir adelante.

SOLIDARIDAD BALEAR EN EL CORAZÓN DE LA TRAGEDIA

Estos testimonios son solo un ejemplo de las muestras de solidaridad que desde Baleares se han transmitido a la Comunidad Valenciana. Muchos son los colectivos sociales que estos días están de camino a Valencia para transportar materiales, comida y bebida para los más afectados. Desde principios de semana son muchos los que se han desplazado hacia la zona gracias a la naviera Trasmed.

Mireia Casas destaca que además han solicitado material médico adicional al mando conjunto para poder seguir atendiendo a la población afectada, ya que, a medida que pasan los días, la necesidad de recursos aumenta. “Lo que estamos haciendo desde las islas es positivo, pero aún queda mucho trabajo por delante”, afirma Mireia, quien no pierde la esperanza de que más apoyo llegue desde otras partes de España para cubrir las múltiples necesidades que la catástrofe ha dejado al descubierto.

Por su parte, Carolina Gil Mora y Maribel Alcázar han decidido continuar sus esfuerzos de forma voluntaria. Carolina, comprometida con los habitantes de Paiporta, planea regresar en sus días libres, llevando consigo no solo sus conocimientos médicos, sino también su empatía y una dosis de esperanza para aquellos que la necesitan. Maribel, en cambio, regresará a Xàtiva el próximo mes, pero su corazón permanece con su hijo y los voluntarios que han dejado todo para ayudar en esta emergencia.

La tragedia provocada por la DANA ha unido a comunidades y personas de todas partes, y la presencia balear en Sedaví es una muestra de que, ante la adversidad, la solidaridad es el recurso más poderoso. En cada bombeo, en cada gesto de ayuda y en cada palabra de aliento, estos héroes anónimos demuestran que, aunque la tormenta haya pasado, el compromiso y la empatía de quienes ayudan perdurarán mucho más allá de la tragedia.

TEMAS RELACIONADOS:


Noticias relacionadas