La lactancia materna también ayuda a mejorar la salud materna, ya que reduce el riesgo de cáncer de mama, cáncer de ovario, hipertensión y enfermedades cardiovasculares. También supone un ahorro económico para las familias, puesto que, a diferencia de la leche artificial, es gratuita. Sin embargo, a pesar de los beneficios son todavía muchos los mitos que disuaden a muchas mujeres de dar el pecho. Con motivo de la Semana Europea de la Lactancia, que este año se celebra del 6 al 12 de octubre, desmontamos algunos de los mitos más frecuentes que todavía te crees.
Mito. Es suficiente la ducha diaria con agua y el jabón habitual y lavarse las manos en cada toma. Los pezones producen una sustancia que el bebé huele y además tienen bacterias buenas “que ayudan a los bebés a desarrollar un sistema inmunológico saludable para toda la vida”, señalan desde Unicef. De hecho, la Asociación Española de Pediatría explica en su página web que el lavado excesivo del pezón “elimina los aceites protectores naturales”, favoreciendo la aparición de grietas y eccemas.
Este es uno de los mitos más frecuentes y lo cierto es que no es recomendable evitar ingerir ningún tipo de alimento. Todo lo contrario. Si bien es cierto que algunas comidas cambian el sabor de la leche, lo mejor es seguir una dieta variada para favorecer que el bebé acepte los nuevos sabores cuando se introduzca la alimentación complementaria.
Falso. No existe un factor hereditario que afecte a la lactancia materna. Lo que determina la cantidad de leche que se produce, a no ser que exista un problema médico, es la frecuencia con la que se alimenta al bebé. “Cuanto más se le dé el pecho, más leche se producirá”, recalcan desde la Asociación Española de Pediatría.
Desde Unicef explican que existen pocas enfermedades por las que una mujer no pueda dar el pecho. Por ejemplo, la gripe no impide amamantar. Sin embargo, lo más aconsejable es consultar siempre antes a un médico para que pueda confirmar si una patología es compatible con la lactancia.
Falso. Desde la asociación El Parto es Nuestro indican que la mayoría de fármacos son compatibles con la lactancia, y gran parte de las enfermedades maternas no contraindican la lactancia. No obstante, se debe consultar siempre con un experto. Además, puedes encontrar información sobre compatibilidad de medicamentos y lactancia materna en la página creada por el Dr. José María Paricio y su equipo: www.e-lactancia.org.
Falso. Hacer deporte siempre es beneficioso. De hecho, actividad física y lactancia son perfectamente compatibles. Eso sí, evitando aquellos ejercicios con riesgos de golpes en las mamas.
El tamaño de los senos no afecta a la lactancia materna. Contrariamente a la creencia popular, los pechos pequeños producen la misma cantidad de leche que los grandes. Las mamas están compuestas de tejido glandular (donde se produce la leche), tejido graso y tejido conectivo de soporte. En la página web de la Asociación Española de Pediatría dedicada a resolver dudas de la lactancia explican que el tamaño de la mama no influye en su capacidad de producir leche, ya que depende más de la cantidad de grasa que del tejido glandular.
Falso. La única manera natural de estimular la lactancia materna es a través de la succión. La Sociedad Marcé Española (MARES) explica que cuanto más succione el bebé del pecho de la madre, “más cantidad de leche se producirá”. Y recuerda “tampoco se consideran seguros otros sistemas o productos presumiblemente ‘naturales’ para aumentar la lactancia materna”.