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El año en que las brasas de una barbacoa incendiaron la Sierra de Tramuntana

(Foto: J. Fernández Ortega).

Veinte años de mallorcadiario: 2013

Josep Maria Aguiló | Sábado 12 de octubre de 2024
La llegada de cada verano implica siempre el riesgo de posibles incendios, un riesgo que puede ser mayor o menor en función de las condiciones climatológicas que haya en un determinado estío o de las medidas preventivas que se hayan adoptado por parte de las distintas administraciones. Aun así, poco puede hacerse en aquellos casos en que detrás de un incendio concreto está la imprudencia del hombre, como ocurrió con el fuego que se declaró el 26 de julio de 2013 en el municipio de Andratx, provocado por las brasas de una barbacoa, y que llegó a calcinar 2.335 hectáreas, la mitad de ellas de la Sierra de Tramuntana, un paraje declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Para los filósofos de la Antigüedad, el fuego era uno de los cuatro elementos esenciales de la naturaleza, junto con el agua, la tierra y el aire. Durante siglos, el fuego fue también el único modo que tuvimos los seres humanos de poder protegernos del frío, cocinar alimentos o poder ver en la oscuridad, si bien supimos igualmente desde el principio de su inmensa fuerza destructora, ya fuera en ciudades, fortalezas o bosques.

Esa fuerza destructora se haría presente en Mallorca de manera descarnada el 26 de julio de 2013, cuando empezó un gran incendio que afectaría al municipio de Andratx, así como también a los de Estellencs y Calvià. Baste decir que a día de hoy este incendio sigue siendo aún el peor que ha sufrido la isla a lo largo de su historia, con un total de 2.335 hectáreas arrasadas por el fuego. De ellas, 1.281 hectáreas formaban parte del Paraje Natural de la Sierra de Tramuntana, que en 2011 había sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El incendio tuvo su origen en una finca situada en el valle de Sa Coma Calenta, en Andratx. Un día antes del inicio del fuego, un hombre había hecho una barbacoa en dicha finca. Para cocinar la carne, había utilizado una carretilla metálica de obra, en donde después de la barbacoa habían quedado unas brasas. A la mañana siguiente, ese hombre volcó lo que pensó que eran ya sólo cenizas sobre unos restos de poda, pero en realidad aún quedaban varias brasas encendidas, que fueron las que iniciaron el fuego, que ni el hombre ni su hermano pudieron lograr sofocar cuando aún empezaba.

Los primeros indicios de la gravedad de lo que iba a ocurrir aquel último fin de semana de julio los tuvimos en torno a las doce y media del mediodía del viernes 26 de julio, cuando desde Andratx se empezó a divisar una inmensa columna de humo en Sa Coma Calenta. La primera llamada al 112 alertando de un posible incendio forestal en la zona había sido recibida apenas media hora antes. Unos minutos después, varios vecinos de Sa Coma Calenta empezaron a abandonar rápidamente sus casas, ante las dimensiones que estaba alcanzando el fuego. Al poco tiempo, el incendio se podía contemplar ya con claridad incluso desde diversos municipios del sur de la isla.

El fuego inicial se extendió rápidamente hacia Sa Coma Freda y siguió avanzando de forma descontrolada en las horas siguientes, pese a todos los efectivos y medios desplazados hasta el lugar desde el primer momento. Cabe recordar que aquel fin de semana Mallorca se encontraba en alerta naranja por calor, debido a la entrada de una masa de aire caliente procedente de África. La isla estaba viviendo, además, las temperaturas más altas del año, con máximas que superaron los 36 grados en Andratx y con una humedad relativa por debajo del 20 por cien, una circunstancia que unida al fuerte viento reinante y a la orografía de la zona dificultaría de manera especial los trabajos de extinción.

UNA ARDUA TAREA

Inicialmente, acudieron al foco del incendio un helicóptero, un hidroavión y una brigada del Instituto Balear de la Naturaleza (Ibanat). Poco después, acudieron ya el resto de medios de que disponía este organismo público en la isla. Participaron también desde el principio en ese operativo específico Protección Civil, los Bomberos de Mallorca y la Guardia Civil. El contingente inicial se iría ampliando de manera paulatina entre el viernes y el domingo, sobre todo con la llegada de efectivos procedentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) de Valencia y de Zaragoza.

En total, en las tareas de extinción llegarían a participar más de 400 personas y 32 medios aéreos. Hasta entonces, nunca en la historia de la Comunidad se habían movilizado tantos recursos humanos y técnicos en una situación de emergencia.

Uno de los momentos más delicados y peligrosos desde el inicio del incendio se vivió en torno a las diez y media de la noche del mismo viernes, cuando los efectivos del Ibanat y de la UME intentaban frenar la 'cabeza del incendio' en el Pla de s'Evangèlica. Ese concepto se utiliza para definir la parte de un incendio que se propaga más rápidamente. Precisamente, los citados efectivos constataron que en apenas cinco minutos empezó a haber en el Pla de s'Evangèlica llamas de más de 30 metros de altura, con una velocidad de propagación muy rápida, de unos siete kilómetros por hora. El acelerado avance del fuego en esos instantes obligaría al Ibanat y a la UME a retroceder, a alejarse por completo de esa zona y a dirigirse a Estellencs.

Tal como señalaría el técnico de extinción forestal del Ibanat Tomeu Llabrés en el programa Temps Extrem de IB3, se trató de una situación inesperada que "asustaba muchísimo". Para intentar entender mejor lo que había ocurrido en el Pla de s'Evangèlica, el jefe del departamento de Incendios Forestales del Ibanat, Miquel Sintes, explicaría en ese mismo reportaje la diferencia que hay entre un incendio que se puede abarcar íntegramente con la vista y un incendio de grandes dimensiones, como estaba siendo el de Andratx.

"Cuando es un incendio visual, es muy fácil. Tú lo ves en todo momento. El viento va para un lado, el fuego corre por una dirección y tú lo estás viendo", afirmó Sintes, para añadir: "Pero cuando son incendios tan grandes, trabajar sin ver es muy complicado. Yo creo que a nadie le gusta trabajar sin ver en ninguna profesión; pues aquí nos ocurre en este tipo de incendios". La situación seguiría siendo muy delicada el sábado 27 de julio, en que se habían quemado ya unas 1.600 hectáreas, y el domingo 28 de julio, en donde se quemaron unas 400 hectáreas más. El incendio había llegado ya entonces hasta el mar y se abriría en dos direcciones, tanto hacia la izquierda —Andratx— como hacia la derecha —Estellencs—.

UN PRIMER BALANCE

En ese contexto, en la madrugada del sábado al domingo fueron desalojadas de manera preventiva unas 700 personas de Estellencs, entre residentes, turistas y visitantes, después de que el Ibanat hubiera solicitado la evacuación total de este municipio. Fue, además, la primera vez en la historia de Baleares en que se evacuó una población en su totalidad.

El incendio forestal sólo pudo empezar a ser estabilizado a partir del lunes 29 de julio, día en que, paralelamente, los vecinos de Estellencs pudieron volver a sus casas. El fuego se dio ya por controlado el 2 de agosto, pero aun así no se consideró completamente extinguido hasta el 13 de agosto. El único hecho positivo de este suceso fue que no hubo que lamentar ningún accidente ni ningún herido. "Lo importante —en estos casos— es que consigamos hacer el trabajo bien y que todos volvamos a casa", resumiría Sintes.

Un hecho a destacar es que tres miembros de la Familia Real visitaron la zona el 31 de julio. En concreto, fueron La Reina Doña Sofía, el entonces Príncipe de Asturias —Don Felipe— y la Infanta Doña Elena. Les acompañaron en su recorrido el ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete; el presidente del Govern, José Ramón Bauzá; la presidenta del Consell, María Salom, y los alcaldes de los municipios afectados.

Una vez sofocado ya por completo el incendio, el Ejecutivo autonómico pudo determinar con exactitud que del total de 2.335 hectáreas quemadas, 858 hectáreas eran de superficie boscosa arbolada —sobre todo pinar, pero también encinar—, mientras que el resto de hectáreas estaban conformadas por matorrales u otras formaciones arbustivas o sin árboles. Además, quedarían también afectados por las llamas un total de 120 inmuebles de la zona, 35 de ellos con daños graves de carácter estructural.

Por lo que respecta al autor del incendio, sería juzgado y condenado en febrero de 2020 a dos años, seis meses y un día de prisión. La Audiencia Provincial consideró al acusado culpable de un delito de incendio por imprudencia grave con peligro para la vida o integridad física de las personas, con la circunstancia eximente incompleta de trastorno mental, por la enfermedad mental de larga duración que padecía y que le impidió prever los resultados de su lesiva conducta.

PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Todas las informaciones sobre el incendio publicadas en aquel verano de 2013 recordaron siempre que las llamas habían afectado parcialmente a la Sierra de Tramuntana, que había sido declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en la categoría de Paisaje Cultural el 29 de junio de 2011.

En total, se quemaron 1.281 hectáreas de este paraje natural, que tiene una superficie de 1.070 kilómetros cuadrados y una longitud de 90 kilómetros, lo que representa casi el 30 por cien del territorio insular. No hay que olvidar que esta alineación montañosa se extiende sobre el territorio de 20 municipios, que además de los tres ya citados al inicio —Andratx, Estellencs y Calvià— son Alaró, Banyalbufar, Bunyola, Campanet, Deià, Escorca, Esporles, Fornalutx, Lloseta, Mancor de la Vall, Palma, Pollença, Puigpunyent, Santa Maria del Camí, Selva, Sóller y Valldemossa.

La inclusión de la Sierra de Tramuntana en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco supuso, sobre todo, el compromiso de su conservación y protección por parte del Consell de Mallorca. Para poder cumplir este objetivo, el Consell cuenta con un plan de gestión, cuyos ejes son la sostenibilidad, el respeto a la identidad local y a la diversidad cultural, y el desarrollo de la economía local, tal como fija el propio Consell.

En ese sentido, el denominado Consorcio Sierra de Tramuntana Patrimonio Mundial, que está adscrito al Consell de Mallorca, es el organismo público que tiene como principal objetivo impulsar las políticas de conservación y de mejora de los elementos y valores que posibilitaron la citada declaración histórica de la Unesco.

Una de las actuaciones más paradigmáticas en este marco ha sido la reciente creación de los 'Premios Sierra de Tramuntana de Investigación', que nacieron el año pasado y que en este 2024 celebran su segunda edición. El propósito de estos galardones es "estimular los estudios académicos relacionados con todo aquello que hace de la Sierra de Tramuntana merecedora de la distinción de Patrimonio Mundial". Tal como ocurriera ya en 2023, en 2024 los cinco mejores trabajos serán publicados y premiados con 2.000 euros cada uno.

UNA DÉCADA DESPUÉS

Según dio a conocer la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Natural del Govern en julio del pasado año, una década después del incendio de Andratx "aproximadamente el 70 por cien de la superficie arbolada afectada presenta una buena regeneración natural, con densidades variables según la zona en función del estado en el momento del fuego". Partiendo de estos datos, desde el área que dirige el conseller Joan Simonet se estima que "en unos años más ya podremos hablar de bosque adulto".

La situación no es tan positiva, en cambio, en la parte no arbolada, que es la que ocupa la mayor parte de la superficie quemada y que es también la que inicialmente se recuperó de manera más rápida por su capacidad rebrotadora. De hecho, "todavía es un paisaje bastante baldío", sobre todo dada la recurrencia de grandes incendios en el municipio andritxol, que ya se había visto afectado por el incendio de la finca de La Trapa en junio de 1994. Además, "reforestar esta parte resulta muy complejo y dificultoso por la presencia de la cabra doméstica asilvestrada, la orografía compleja y la elevada pedregosidad y superficie rocosa existente".

La Consejería de Agricultura también recordaba hace un año que resultaba esencial que "las viviendas e infraestructuras ubicadas en zona forestal, como algunas de las que quedaron parcialmente afectadas durante el gran incendio, realicen las franjas de prevención y autoprotección obligatorias, de cara al hecho que sean defendibles y seguras en caso de incendio forestal".

A modo de síntesis, la directora general de Medio Natural y Gestión Forestal, Ana Torres, afirmó que la "lección aprendida" en 2013 fue que "la mejor estrategia para combatir los grandes incendios forestales es siempre la prevención". Por ello, para el Govern ha sido esencial haber trabajado desde entonces de forma continua "en la gestión forestal de las zonas vulnerables y en la sensibilización de la cultura del riesgo en la población", en especial en la Sierra de Tramuntana.

Dentro de cinco años, tendrá lugar otra efeméride vinculada muy directamente con la Sierra de Tramuntana, pero con un sentido completamente distinto. Así, en 2029 se conmemorarán cien años de la llegada a Mallorca del poeta y erudito británico Robert Graves, quien se instalaría en Deià, en donde viviría durante cinco décadas. Justo antes del descubrimiento de nuestra isla, la escritora norteamericana Gertrude Stein le había dicho a Graves: "Mallorca es el paraíso, si lo puedes soportar".

En la preciosa recopilación de cuentos y ensayos Por qué vivo en Mallorca, aparecería la explicación del propio Graves sobre por qué eligió Deià. La escogió porque, según recalcó, encontró allí el escenario que deseaba para su trabajo como escritor: "Sol, mar, montañas, frescos arroyos, árboles de sombra, nada de política y algunos lujos de la civilización, como electricidad y una línea directa de autobús hasta Palma, la capital". De nosotros depende que ese paraíso descrito por Stein y por Graves en el pasado siga siendo en el presente y en el futuro un sueño y una realidad.

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