, cuando entró una llamada comunicando un ciudadano que se encontraba a las puertas de su segunda morada y que había visto a dos personas desconocidas en el interior.
El requirente comentó que había viajado a la isla para pasar unos días en su vivienda y que al intentar abrir la puerta, comprobó que no tenía cerradura y que había una cadena con un candado.
Un hombre se dirigió al domicilio, abrió el candado y accedió al mismo y, a preguntas del propietario, respondió que había alquilado la vivienda y que no se iba a marchar del lugar, por lo que la víctima llamó a la Policía.
El afectado contó que cada dos meses aproximadamente viene a la isla para pernoctar en su vivienda de Cala Major, mostró diversos billetes de avión a los agentes y les explicó que la última vez dejó su domicilio perfectamente cerrado.
Por su parte, los dos jóvenes que se encontraban en el domicilio manifestaron que lo habían alquilado, si bien no pudieron aportar ningún documento que lo confirmara, ni ningún nombre ni número de teléfono de la persona que se lo alquiló.
Además, un vecino del inmueble aseguró que no había visto nunca a las dos personas que se encontraban en el interior de la casa y reconoció al requirente como el propietario de la misma.
Por todo ello, los dos jóvenes fueron arrestados como presuntos autores de un delito de allanamiento de morada.