OPINIÓN

El campeón de física cuántica

Marc González | Miércoles 17 de julio de 2024

Esta última semana, a cuenta de los merecidos elogios futbolísticos recibidos por Lamine Yamal, ha corrido como la pólvora en las redes un post, una de esas comparativas precocinadas en las que, en esencia, se denuncia la extraordinaria proyección mediática de los astros del fútbol, pese a la futilidad de su actividad, en contraste con la actividad desarrollada en el anonimato por muchos otros jóvenes dedicados a trabajos que sí resultan esenciales para la humanidad, como la investigación científica u otros de semejante fuste.

En el caso concreto de Lamine, se le comparaba con otro joven del que se decía que había salido ganador en España del “campeonato de física cuántica”, y al que nadie, supuestamente, conocía, pese a sus admirables meritazos.

“Como no es Futbol nadie comparte ese logro, que puede hacer inspirar a los jóvenes del mundo” rezaba el post como conclusión.

Hasta aquí, nada que no forme parte de la demagogia inherente a este tipo de críticas. Como si elogiar la magia de un extraordinario futbolista como Lamine implicase despreciar la labor de muchos otros jóvenes brillantes cuyo nombre desconocemos.

Pero no acaba ahí el asunto. Ahora viene lo chusco. Uno de los elementos clave de las fake news, es decir, de las noticias falsas, es que tienden a expandirse a velocidad vertiginosa si refuerzan las convicciones del que accede a ellas, lo que le hace bajar la guardia acerca de la veracidad de lo que va a retuitear o compartir en su muro. Si me da la razón, ha de ser verdad. Ese es el peligroso mecanismo que está detrás de la difusión meteórica de basura informativa.

Así se explica que personas a las que conozco y reputo fundamento intelectual hayan caído como moscas en la trampa y dispersado a los cuatro vientos este bulo.

Porque, querido lector, ni existe ningún campeonato de “física cuántica” en España -las Olimpiadas de Física de la RESF para alumnos de secundaria nada tienen que ver con esta patraña-, ni, por supuesto, el joven cuya imagen aparece junto a Lamine Yamal ha ganado nada. Bueno, dinero seguro que sí, a espuertas, porque nuestro físico cuántico es, en realidad, un célebre y superconocido actor porno español, el manchego Ángel Muñoz García, más conocido en la pantalla como Jordi NP o Jordi “el niño polla” (con perdón), pseudónimo sumamente apropiado por razones que excuso explicarles.

Así, en algunos posts de mis ‘amigos’ de facebook el campeón se llamaría Gustavo Aldana y en otros, en cambio, la joven eminencia científica era nombrada simplemente como José Ángel, en tanto que la foto, de hace ya algunos años, mostraba a un recatado “niño polla” ataviado con traje y corbata y con cara de no haber roto jamás un plato.

A todo esto, el falso post contenía faltas de ortografía, lo que ya debiera resultar, para un lector formado, sospechoso acerca de su origen y veracidad.

Y lo peor es que ni siquiera se trata de una ‘noticia’ nueva. Hace ya años que periódicamente surge esta comparativa del joven científico -en la que aparece, invariablemente, esa juvenil foto de Jordi NP- con algún deportista o personaje al que se quiere desacreditar por comparación.

El caso es que varios conocidos míos compartieron esta falsa noticia -demostrando, desde luego, que no contrastan lo que leen, o, quizás, que no lo han leído detenidamente-, incluyendo a algunos profesores -con la aparentemente loable intención de intentar reforzar los méritos de quienes estudian en lugar de dar patadas a un balón-, algún aficionado merengue resentido -porque no soporta que Lamine Yamal sea jugador del Barça-, e incluso un importante cargo público de la isla, al que sentí la necesidad moral -por pura vergüenza ajena- de advertir que eliminase el post porque estaba haciendo un espantoso ridículo.

Ninguno de ellos pasó el bulo por el filtro de la razonabilidad, ni contrastó la noticia del estrambótico premio de física cuántica, ni escribió las palabras José Ángel o Gustavo Aldana en el buscador. Difundieron la noticia sin rigor alguno, sin preguntarse si existía ese joven o ese premio.

En realidad, lo único que demostraron con ello fue que no son consumidores habituales de porno patrio.


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