Los inspectores de los servicios veterinarios del Ayuntamiento de Palma junto a La Policía Local realizaron el pasado 7 de junio un registro en la que comprobaron que los perros, de gran tamaño, vivían enjaulados y apiñados en un sótano, además de constatar que dos de ellos no tenían microchip ni las vacunas obligatorias, mientras que el tercero estaba a nombre de una persona diferente del propietario real.
Ante ello, se dio al poseedor de los perros un plazo de un mes para subsanar los incumplimientos de bienestar animal y ofrecer unas mejores condiciones a los canes. Sin embargo, cuando los agentes y técnicos de Cort volvieron al local, comprobaron que los animales seguían encerrados en las jaulas, aunque sí les puso las vacunas correspondientes e identificaciones.
Los tres pastores alemanes han sido trasladados a Son Reus, donde pueden ser adoptados.