Otro verano más. Cifras récord, famoseo, calas saturadas, bla, bla bla… La misma crónica se podría escribir año tras año salvo causas de fuerza mayor como una pandemia. En los primeros cinco meses del año, ha aumentado de manera significativa tanto el número de turistas que nos visitan con un incremento del 11,5% respecto al año anterior, así como el gasto turístico que ha crecido un 15,63% (salvo en las Pitiusas que ha descendido en un 5,63%).
¿Usted lo ha notado en su economía? Tranquilo, el resto tampoco. Uno de los principales problemas que azota nuestro archipiélago es la dramática caída de poder adquisitivo de sus ciudadanos. En 20 años hemos pasado de estar en la posición 46 de un total de 233 regiones europeas en renta per cápita a caer hasta el puesto 148. El coste de la vida se encarece y la economía crece, pero ello no tiene una concordancia con el bolsillo de los ciudadanos que cada vez sufren mayor dificultad para afrontar el coste de las necesidades básicas: vivienda, la cesta de la compra y algo de ocio.
Este modelo económico muestra desde hace años síntomas de decadencia, no por sus números absolutos, sino por sus efectos sobre el bienestar. Este desequilibrio hace que durante seis meses seamos cada vez más extraños en nuestra tierra con un alto coste ambiental y social. Depredamos los escasos recursos a marchas forzadas a cambio de peores estándares de calidad de vida. ¿Dónde está el negocio? O mejor dicho… ¿Quién hace en realidad el negocio?
Hoteleros y políticos volverán a felicitarse sonrientes por una temporada récord, mientras el grueso de la población les miraremos con una mueca de extrañeza preguntándonos “¿Qué celebran, si cada año estamos peor?” No hay recetas mágicas, pero tampoco dirigentes valientes para aplicarlas. A pesar de ello, hay un atisbo de esperanza y la masificación ya se ha impuesto como una de las principales preocupaciones de los isleños, lo cual ha hecho incluso abrazar políticas de decrecimiento turístico (aunque usen otros eufemismos para evitar un término atesorado por la izquierda). Ojalá que no sea demasiado tarde para corregir el rumbo y encontremos vientos y mareas más favorables.