El pasado jueves, Playa de Palma fue escenario de una tragedia que deja a la sociedad mallorquina profundamente consternada: el derrumbe de un restaurante que costó la vida de cuatro personas y dejó heridas de diversa gravedad a otras dieciséis, la gran mayoría turistas.
Este lamentable y luctuoso suceso no solo es ya una de las peores catástrofes vivida en la ciudad de Palma desde el año 2009, sino que además viene a recordar la importancia de disponer de unos servicios de Emergencia profesionales, altamente preparados para cualquier contingencia que se pueda presentar y dotados de los medios materiales precisos para llevar a cabo su misión en condiciones seguras.
Todos los Cuerpos y servicios movilizados demostraron, una vez más, estar a la altura de las circunstancias y ser capaces de actuar con gran eficacia para salvar vidas en peligro. Bomberos de Palma, Cuerpo Nacional de Policía, Policía Local de Palma, SAMU061, Emergencias112, Colegio Oficial de Psicología, empresas privadas de ambulancias y los profesionales de los centros hospitalarios, públicos y privados, que atendieron a las múltiples víctimas del grave percance, merecen un reconocimiento público y la gratitud de la sociedad en su conjunto.
Ahora corresponde a las autoridades competentes, incluida la autoridad judicial, llevar a cabo una investigación exhaustiva y meticulosa para determinar las causas exactas de este siniestro. La ciudadanía necesita respuestas precisas para recobrar la tranquilidad y la sensación de seguridad; y es deber de los investigadores proporcionar estas respuestas basadas en evidencias científicas y técnicas.
En momentos como estos es crucial que los medios de comunicación eviten caer en la trampa de las especulaciones y rumores, que solo sirven para aumentar el dolor y la confusión entre los afectados y la sociedad en general.
Asimismo, es reconfortante ver las muestras de luto y solidaridad que han llegado desde diversas administraciones. Las condolencias ofrecidas a las familias de las víctimas y a los heridos son un recordatorio de la humanidad compartida y de la necesidad de apoyo mutuo en tiempos difíciles.
Es imperativo que, como sociedad, aprendamos de esta tragedia para prevenir futuros incidentes similares. La memoria de las víctimas y el sufrimiento de los supervivientes deben impulsarnos a exigir y mantener los estándares más altos de seguridad constructiva. Se lo debemos a ellos y a nosotros mismos, por lo que hay que trabajar para evitar que algo así pueda volver a alterar la paz y la tranquilidad que caracteriza a la isla entera, razón por la que tantísima gente escoge Mallorca para vivir y disfrutar de unos días de descanso.