OPINIÓN

Arqueología gastronómica en el Fornet de la Soca

Antoni Juaneda | Viernes 24 de mayo de 2024

Pasar por delante del Fornet de la Soca en Palma y no pararte delante del mostrador es casi imposible y, cuando has visto lo que tienen expuesto, resulta muy difícil no entrar y comprar una empanada (el otro día desayuné una con carne, sin guisantes, memorable!), un cuarto, una ensaimada, un pastel, una tortada real, una coca, una espinagada o un cocarroi, porque el catálogo de maravillas culinarias es interminable.

Y sin comprar nada, aunque esto no está bien, te puedes pasar un buen rato dentro del Fornet contemplando no sólo la repostería sino los objetos que envuelven y decoran todo el local, utensilios antiguos de cocina, fotos de antepasados, incluso la música de fondo es evocadora, de la tradición, de la historia, del patrimonio culinario que atesoran las islas, y que Tomeu Arbona investiga, valora y divulga en un ejercicio de Arqueología Gastronómica admirable.

Arqueología Gastronómica Local, esta ha sido siempre su carta de presentación, toda una declaración de intenciones, que luce en la fachada del Fornet, hoy situado en el histórico Forn des Teatre, uno de los comercios más emblemáticos de Palma, después de pasar por distintos locales, desde el coqueto fornet de la calle Sant Jaume de sus inicios hasta la actual ubicación, a pocos metros del Teatro Principal.

Muchas de sus recetas provienen de recetarios conventuales, de libretas con recetas de cocina de casas señoriales, de libros agotados, obras de autores locales olvidados, o de la obra que dejó durante la primera mitad del siglo XVIII el fraile agustino Fra Jaume Martí, coetáneo y seguramente colega del menorquín Fra Francesc Roger, dos cracks!

El Fornet nació en 2008, en plena crisis económica, cuando Tomeu y María José perdieron sus trabajos y decidieron reinventarse transformando lo que era una afición vivida con pasión en una nueva profesión. Empezaron elaborando pan y pasteles como lo harían en su casa sin saber muy bien donde llegarían, y tuvieron una excelente acogida.

Así empezó una interesantísima trayectoria que llevó a Tomeu a investigar y divulgar la gastronomía mallorquina, recuperando recetarios históricos, recetarios conventuales, impartiendo talleres, haciendo eventos, y publicando varios libros, con una notable presencia en los medios de comunicación, que se hicieron eco de su “cruzada” Y es que el Fornet no es sólo un fornet, un horno, es un proyecto de recuperación de la memoria gustativa de la isla, del patrimonio culinario de Mallorca.

Tomeu y María José son unos apasionados de Menorca. De los menorquines aprecian y valoran muchísimo su respeto por la tradición, su cultura, el paisaje, las fiestas, sus rituales, admiración a como conservan su patrimonio culinario, todo un signo de identidad, que dice mucho de la tierra y de sus gentes.

Este amor por Menorca lo expresan también con su repostería, con algunas cosas que elaboran y venden en el Fornet y que son de inspiración menorquina. Una de las elaboraciones que más le gustan a Tomeu son los pastissets de convidar, una pasta en forma de estrella de cinco puntas, llamados así porque es una de las cosas que no puede faltar en una celebración familiar, o en las fiestas de Sant Joan en Ciutadella, por ejemplo.

También ocupan un lugar destacado en los mostradores del Fornet unos pasteles de chocolate del recetario de casa nobiliaria de Can Saura y es habitual encontrar una Greixera de monyaco, o una Coca amb pinxa, una rareza que solo conservan unas pocas familias en Menorca.

El Fornet es también un compromiso con los pequeños productores, campesinos, ganaderos y pequeños artesanos, con el producto local y con el uso de las variedades locales, una reivindicación del producto y la cocina de proximidad. Un negocio pequeño, familiar, arraigado a la tierra, a Mallorca, a su paisaje, a su historia, a su cultura y a sus habitantes.


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