OPINIÓN

Platos cuyo origen es un error o una casualidad (I)

Antoni Juaneda | Viernes 19 de abril de 2024

Detrás de un plato siempre hay una historia, sobre el lugar donde se cocina y se come, sobre quien lo creó, sobre cómo se ha elaborado, o sobre cuál es su origen. Hace unas semanas escribí sobre platos que llevan el nombre de un artista o de algún episodio o personaje histórico, y hoy lo haré sobre casualidades o errores que provocaron la aparición de platos y productos muy populares. Te sorprenderá.

Torta del casar

Este afamado queso se elabora en Extremadura, en Casar de Cáceres, una zona de trashumancia y pastoreo de ganado ovino. Con los excedentes de leche de oveja los pastores elaboraban un queso que cuajaban con cardo. Por algún fallo en el proceso no todos los quesos quedaban duros y con la forma adecuada para ser vendidos a los nobles y hacendados de la región. Algunos quesos quedaban aplastados y con textura cremosa, y los tiraban, hasta que un pastor lo probó y se dio cuenta que había nacido un queso cremoso, ligeramente ácido, picante e incluso amargo, una exquisitez.

Tarta Tatín

Las hermanas Stéphanie y Caroline Tatin, que a finales del siglo XIX regentaban un hotel al sur de Orleans, tuvieron un despiste y las manzanas que estaban cocinando quedaron muy hechas, caramelizadas. Para no tirarlas les pusieron una masa encima y les dieron la vuelta para servirlas. Así nació la Tarta Tatin. Pero hay otras versiones, como la que sostiene que a las Tatin no les funcionaba el horno y optaron por invertir la tarta para poder prepararla en un recipiente sobre el fuego. Una historia con menos gracia, pero bastante lógica.

Champán

Según cuenta la leyenda, un monje benedictino de nombre Dom Pierre Pérignon inventó sin querer el champán a finales del siglo XVII, intentando hacer vino blanco con uvas tintas. Después de muchos intentos consiguió elaborar un gran vino blanco pero tenía un solo fallo, en la botella siempre había burbujas. El vino tuvo un notable éxito pero el monje nunca supo el porqué de tanta burbuja hasta que 150 años después, el químico dedujo el proceso natural de la fermentación por el cual las bacterias asimilan el azúcar y lo convierten en alcohol, generando a su vez calor y CO2, es decir, gas carbónico.

Sandwich

El sándwich es fruto de una casualidad, o de la pasión por jugar a las cartas de John Montagu, IV Conde de Sandwich (1718 – 1792). Según se cuenta su afición por el juego era tal que no quería abandonar su partida ni para comer. Una noche pidió que le pusieran su comida entre dos rebanadas de pan para no tener que interrumpir el juego, y así nació este maravilloso emparedado. La idea de poner el roast beef en el pan caló rápidamente entre la sociedad británica de la época, y con el tiempo se popularizó en todo el mundo, con infinidad de sabrosas variantes.

Por cierto, creo que viene a cuento, y es totalmente cierto. Ayer hice una Fideuá de Sopas Mallorquinas (sí, como lo oyes, sin pan, por supuesto!) y se lo conté a mi compañera de trabajo Marga Bauzá. Increíble casualidad, ella me contó a su vez que hace unos días hizo “Sopas” y se dio cuenta que no tenía el clásico pan moreno mallorquín cortado en rebanadas finísimas para poner en este emblemático plato de la cocina tradicional de la isla. Se le ocurrió poner unos fideos largos que tenía en la despensa y dos huevos poché. Su marido exclamó, això és un Ramen! Había nacido el Ramen Mallorquín.


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