En mi consulta de Cábala y Coaching Espiritual, trabajamos todo tipo de preocupaciones de nuestros clientes y es curioso porque, aunque el 95% de mis clientes son ejecutivos, autónomos y empresarios, pero todos terminan hablándome en gran parte de lo mismo, “del Amor”.
Ejemplos cómo: “Conocí a una mujer en una fiesta e intimamos y me pareció que había mucha chispa, pero nunca más me volvió a llamar”.
Oh, algo muy recurrente y repetitivo como: “Me dijo que no me quería tras 10 años y dos niños y no sé cuándo ocurrió, no me enteré, ¿dónde me perdí?”, o “me dijo que no quería tener hijos y ahora tras 7 años quiere tener un hijo”.
Estas y otras similares, son conversaciones recurrentes en mi despacho.
Y es que, querido amigo lector, en esta vida todo lo que hacemos, lo realizamos por Amor y por miedo.
Miedo a que no nos quieran, a no ser suficientemente buenos para ser amados, admirados, idolatrados o simplemente respetados.
Estos dos conceptos mueven el mundo y el Alma de las personas, por miedo, matamos y morimos, nos arruinamos y nos amedrentamos.
Desde que nacemos suplicamos las caricias de nuestra madre y el sentirnos arropados por nuestro padre y el resto de nuestra vida, viviremos en relación con cómo fue nuestra relación en esos primeros 6/7 años con nuestros progenitores.
Repetimos patrones sin darnos cuenta y dejarnos que las relaciones de pareja que mantenemos se pierdan y se vuelvan algo tedioso, o simplemente, nos desvanecemos entre los brazos de la otra persona, perdiéndonos a nosotros mismos.
Pero lo que peor hacemos es el amarnos a nosotros mismos. No nos queremos, ni nos respetamos lo suficiente para poder decir que no, cuando es un no, ni SI, cuando lo es.
Y querido amigo lector, está claro que cuando alguien se ha dejado de querer, no podrá ser amado como debiera, porque el amor comienza en uno mismo.
Cuando te amas, aprendes a poner límites, a saber, que quieres y que no para tu vida y que cosas debes cambiar en ella si no estás a gusto con lo que tienes.
Desde ahí aprenderás a reconocer cuando la otra persona te ha dejado de amar, porque lo detectarás de inmediato, el otro no podrá fingir porque si te amas reconoces el amor de verdad.
Cuando alguien no se ama, no se da el tiempo suficiente para estar con y en su relación de pareja y deja que la vida le lleve de un lado a otro, dominándole cualquiera.
Así que, querido amigo, si no quieres volver a verte en esa situación de “no supe verlo”, aprende a amarte desde el corazón, desde el respeto y desde lo más profundo de tu ser y verás como tus relaciones mejoran considerablemente.
En el amor de verdad no se puede fingir, ya que se siente en cada poro de tu piel, se sabe si nos aman de verdad porque las palabras sobran, las caricias hablan por sí solas y los actos del día a día son espontáneos, sin necesidad de fingir nada.
El Amor verdadero no se pregunta, se siente y se vive, aunque esa persona no esté a tu lado, o se haya decidido cortar la relación porque la vida os llevaba por caminos distintos, seguirás sintiéndole en la distancia, en los silencios en los recuerdos y te alegrarás siempre de que le vaya muy bien y de que sea muy feliz, contigo y sin ti.
El Amor verdadero no entiende de posesiones, ni de Egos, solo quiere lo mejor para el ser amado, esté o no contigo.
Lo demás son compañías, acuerdos, elecciones de cabeza, pero no de corazón, las de verdad, no necesitan explicaciones, ni se celan, ni se dejan de querer jamás, no tiene apegos mal entendidos, se vive desde la libertad absoluta y desde el Amor incondicional.
Amate a ti mismo de esta manera y tarde o temprano el Amor de otra persona llegará a ti.