Desde el preciso momento que Darder transformaba el penalti que daba el pase a la final en San Sebastián, el mallorquinismo se empezó a movilizar para estar este sábado en la capital andaluza. Muchos de ellos, han tenido que pedir préstamos bancarios o cambiar sus vacaciones estivales. En tan solo 24 horas, se vendieron 15.765 de las 20.698 entradas disponibles. Todo ello, sin los apoyos ni las facilidades de antaño.
Otros, se las han ingeniado alquilando coches, autocaravanas o furgonetas en la península para desplazarse hasta Sevilla e incluso los hay que llegarán habiendo hecho escala en Londres o desde países tan lejanos como México. Nada ni nadie ha frenado a la afición bermellona, que empujada por Moviment Mallorquinista y la Unió de Penyes, ha regateado todas las dificultades de la final más cara de la historia para poder apoyar a su equipo desde la grada.
El desembarco mallorquinista arrancó este pasado jueves y se prolongará durante hoy y mañana sábado, cuando el grueso de la afición se traslade la capital andaluza a bordo de uno de los más de veinte aviones que saldrán desde un Son Sant Joan que se teñirá de rojo.
Otros seguidores harán el trayecto enlazando Palma con Dénia en uno de los ferrys de pasajeros de la naviera Baleària. A las 18.00 de la tarde de este viernes, todos ellos están citados en Son Moix para subirse a uno de los 16 autobuses que les trasladarán hasta el Port, acompañados por un dispositivo de cuatro agentes de la Unidad Motorizada de la Policía Local.
Una vez llegados a la localidad valenciana, alrededor de las 05.00 horas, los hinchas completarán el itinerario a bordo de uno de los 70 autobuses movilizados por la Federació Empresarial Balear de Transports. Luego, tras el encuentro, llegará el momento de repetir el itinerario para regresar a la isla sobre las 17.00 horas del domingo. Toda una odisea.
El RCD Mallorca no estará solo en la cuarta final de la Copa del Rey de su historia. De hecho, los 'barralets' (ahora rebautizados como 'dimonis') contarán con el apoyo desde el Gol Norte de 20.698 aficionados desplazados por mar, tierra y aire a Sevilla para la histórica ocasión.
Pase lo que pase sobre el verde, la cita ante 'Los Leones' se convertirá en el mayor éxodo mallorquinista en la centenaria historia del club, superando las marcas de los 15.000 seguidores que acudieron al Martínez Valero para la final de la Copa del Rey ante el Recreativo de Huelva en 2003 y los 12.000 que fueron a Mestalla, entre semana, en la final del 98 frente el FC Barcelona.
Mención especial merecen los más de 7.000 mallorquinistas que viajaron hasta la ciudad inglesa de Birmingham para presenciar la final de la Recopa ante la SS Lazio un ya lejano miércoles 19 de mayo de 1999. Mucho antes, en 1986, habían sido 8.000 los que vieron ascender a su equipo a Primera División en Las Gaunas.
Gracias a sendas iniciativas de Moviment Mallorquinista y Unió de Penyes, en muchos rincones de Palma y de toda la isla lucen banderas o carteles de apoyo al conjunto bermellón, desde Cort, Son Sant Joan, la Sala Augusta, La Fira del Ram, la sede del PSIB en Palma, el Faro de Porto Pi, el Mercat de l'Olivar o en marquesinas de la EMT hasta bares, farmacias, estancos y panaderías pasando por la rotonda de Son Moix, las piscinas de Son Hugo o a la entrada al Colegio Montesión.
También en barrios palmesanos como es Rafal Nou, Son Cotoner o Establiments y en localidades como Alcúdia, Cala Rajada, Marratxí, Campanet, Valldemossa, Sant Llorenç d'es Cardassar, Puigpunyent, Llucmajor o Andratx, también han mostrado su apoyo al RCD Mallorca.