Casi todo el mundo sabe que Menorca fue británica durante buena parte del siglo XVIII. Los ingleses ocuparon la isla durante 71 años, alternando con franceses y españoles, entre 1708 y 1802, y Richard Kane fue el gobernador más notable, no sólo porque fue el que estuvo al mando de las tropas y al frente del gobierno durante más años sino por su legado.
Carreteras (el Camí den Kane), arquitectura, civil y, sobretodo, militar, mobiliario, palabras y expresiones inglesas, juegos, nuevas razas de ganado y tipos de cultivo, el día de los inocentes… y gastronomía, entre otras cosas, una variedad de manzana, sa poma den Kane, son parte de la herencia que dejó en Menorca este militar y político.
Dicho esto, ahora entra en escena nuestro segundo protagonista, David Fiol. En una conversación con dos amigos, uno menorquín e historiador y el otro asturiano y residente en Menorca, hablando de la dominación británica salió el tema de la manzana que introdujo Kane. El asturiano, que en el caserío familiar en Asturias hacen sidra, dijo que en Menorca, además de la Kane, hay variedades de manzana que podrían ser interesantes para hacer una sidra diferenciada de la asturiana y la vasca. Y así empezó esta aventura!
Buscaron un local, lo adecuaron como celler, compraron la maquinaria y las herramientas, recorrieron varios llocs en busca de las mejores manzanas, aprendieron la técnica artesanal y, después de mucha investigación, hicieron las primeras pruebas, con un resultado más que notable.
El proceso es el siguiente: trituran las manzanas, una prensa convierte la pasta en zumo, se introduce en los depósitos durante el mes de octubre, y se dejan pasar 6 meses para que se produzca la fermentación, totalmente natural, controlando cada día el proceso.
Cuando llega el mes de marzo, siguiendo una costumbre ancestral vasca, David espera a que la luna esté en cuarto menguante, y somete el jugo a un filtrado especial para que no sea necesario escanciarla (basta con agitar un poco la botella antes de abrirla, como un “turbio” gallego) y embotellarla.
Si a este proceso se le ponen unas dosis de amor, cariño y pasión, que es lo que siente David por lo que hace, el resultado es una muy buena sidra, con sabor menorquín y un retrogusto británico, más suave, menos amarga y más dulce que la sidra del norte.
Además de contar con una nueva bebida hecha en Menorca, con toda la magia de la isla, David persigue y consigue otros objetivos, como por ejemplo reutilizar los restos del prensado que se aprovechan como abono, o como alimento para animales, o recuperar algunas variedades locales de manzana que estaban en riesgo de desaparición. Con todo esto da valor al producto y fomenta la economía circular, de lo que se siente muy orgulloso.
El objetivo de Sidra Kane es crecer, en producción y en calidad, darse a conocer, enamorar a los menorquines y a los que nos visitan. Para ello, y para hacer realidad su proyecto de Sidrería con mayúsculas, con catas, visitas guiadas, centro de recuperación de variedades locales, investigación, etc, hace unas semanas se han trasladado al lloc Sa Marjal Vella, en Ciutadella. Un gran paso adelante!
Por cierto, no he hablado de las aplicaciones culinarias de la Sidra Kane, más allá de consumirla como bebida. En un próximo artículo explicaré cinco recetas con sabor a sidra, que habré hecho y probado yo mismo.