Durante las fiestas de Semana Santa, y según manda la tradición, muchas familias se reúnen para elaborar las empanadas mallorquinas, conocidas en la isla como 'panades mallorquines'. La masa de esta esquisitez suele ser de manteca de cerdo, aunque existen también las de pasta dulce gracias a la aportación del azúcar.
El relleno está compuesto de carne (cordero, cerdo o pollo) que es combinada con guisantes, trocitos de ‘xulla’, pellizcos de sobrasada o incluso sepia. También las hay más imnovadoras, como las veganas o aquellas de color verde que tanto llamaron la atención en las redes sociales. Elaborada con una masa de espinacas, en su interior llevaba bacalao.
Cuentan que las más sabrosas son las que siguen la receta tradicional. Así lo llevan haciendo desde hace décadas el Forn Fondo, concretamente desde 1911, situado en la Plaça del Mercat de Palma. "Nosotros elaboramos 'panades' de diferentes variedades durante todo el año. Las hay con cordero, con guisantes y también de pescado ", explica el propietario del establecimiento, Pau Llull Riera, a mallorcadiario.com.
"Además, durante estos días también realizamos 'pastelons', que son 'panades' de un mayor tamaño para compartir en familia", subraya antes de admitir que "a los turistas, parece que les gustan más las 'Monas de 'Pascua'", otra tradición arraigada, que en Mallorca lleva unos 50 años presente.
No muy lejos de allí, en la Plaça de Cort, se encuentra Ca Na Cati. "A los turistas les gustan mucho las 'panades' que llevamos a cabo siguiendo nuestra tradicional receta. Las tenemos de carne, pollo y carne con guisantes'", explica Nadine Moragues Galindo. La dependienta del emblemático comercio añade que "muchos de ellos llegan conociendo el producto", probablemente gracias a los guías turísticos. "En Semana Santa, la demanda se multiplica que ya son muchos los residentes que las comen por tradición", zanja.
Además de estos establecimientos, en mallorcadiario.com también hemos hablado con Margalida Barceló, una vecina septagenaria de Palma que elabora ella misma la masa. "La hago siguiendo la receta de mi bisabuela que mi abuela y mi madre conservaron. Es como una joya para nuestra familia", asegura.
"En el caso de las 'panades', empleo un kilo de harina, dos tazas de manteca, una taza de aceite y tres naranjas, además de sifón", explica. "Del relleno, prefiero guardarme el secreto", subraya con una amplía y tierna sonrisa.
Por su parte, desde la Associació de Forners y Pastissers de PIMEM explican que ha aumentado un 40 por ciento la producción de especialidades de estas fechas como 'panades' y 'rubiols' para esta Pascua, respecto a su elaboración el resto del año, y ha destacado que los precios de la materia prima se calcula que han aumentado entre un 30 y un 50 por ciento.
La asociación ha recalcado que el producto local sigue siendo la base del relleno, tanto por lo que respecte a la carne y la verdura en el caso de las 'panades', como al requesón o la confitura utilizados para los 'rubiols', tal como se ha hecho siempre. “La carne de 'mé mallorquí' es de primera y son muchas las familias y establecimientos que siguen invirtiendo en este producto como elemento imprescindible para elaborar las 'panades'", señala la entidad que apunta a la consolidación de las rellenas de pescado, en las que el bacalao, la sepia o la 'mussola' son los principales ingredientes.
Figuras con forma de estrellas, corazones y animales como peces, son algunas de las variades de los 'crespells', una receta ideal para los más pequeños de la casa. Se tratan de unas pastas dulces de un centímetro de grosor aproximadamente, de origen judío y que su forma más típica, de flor de seis pétalos, sería la estrella típica judeomusulmana formada por dos triángulos superpuestos.
En Manacor y en otros pueblos del Llevant, existe una variante más delgada llamada 'Senyorets', debido a la forma humana que presentan algunos de sus moldes. Se elaboran día 3 de febrero, con movito de San Blas.
Otra de los productos estrella de la Semana Santa son los 'rubiols'. En Mallorca, estos postres se caracterizan por ser dulces. Pueden estar rellenos de cabello de ángel, 'brossat' (requesón), crema, confitura u otros dulces como el chocolate. En cambio, en Menorca son salados y se comen típicamente para fiestas mayores. Estos pueden ser de sofrito, de pescado, de carne o de espinacas, que suelen tener también pasas y piñones.
Uno de los lugares con mayor tradición en la elaboración de estas delicias gastronómicas mallorquinas es el Fornet de la Soca, ubicado en el número 9 de la Plaça Weyler. Allí, en el interior de su cocina, encontramos con las manos en la masa al maestro Tomeu Arbona, mientras, a base de mucha paciencia y delicadeza, daba forma a los clásicos 'rubiols'.
Durante estas fechas, explican desde Forn Fondo que "ampliamos nuestra oferta añadiendo rellenos de naranja, fresa o chocolate". En Ca Na Cati, por su parte, también apuestan por variedad el interior del preciado dulce. "A los niños y a las niñas les encantan con rellenos de chocolate o de crema, en lugar de los habituales de 'cabell d'angel' o 'brossat'", aseguran.
Por su parte, la amable Margalida Barceló confiesa que, para elaborar la masa de los 'rubiols' siguiendo la receta de su bisabuela, emplea "un kilo de harina, 300 gramos de azúcar, 300 gramos de manteca, dos naranjas exprimidas y... un vaso pequeño de vino o sifón".
Por estas fiestas se elaboran otros productos característicos de determinadas localidades o zonas de Mallorca, como es el caso de la 'formatjada' de Pollença, el 'crespell tou' de Lloseta y el 'rollo de confit' en Sa Pobla, Campanet, Alcúdia y Búger.