Las alarmas saltaron sobre las 8:30 horas del pasado domingo, cuando las llamadas de un huésped y de la propietaria del aparthotel alertaban de la celebración de una fiesta con unas 100 personas en una de las salas del complejo.
La música estaba a un volumen muy alto y los asistentes estaban consumiendo bebidas alcohólicas: el alboroto era considerable. Dos individuos se encargaban de controlar el acceso a la zona, cobrando una entrada de 20 euros a través de Bizum. La fiesta estaba promocionada mediante folletos y la ubicación se enviaba por WhatsApp a los interesados a asistir.
La fiesta había sido organizada por los inquilinos de uno de los apartamentos, que habían alquilado un salón para celebrar una reunión privada. En principio, solicitaron permiso a la propietaria del establecimiento para una reunión de 10 personas, pero resultó ser una fiesta con unas 100.
Los agentes informaron al Departamento de Actividades y Seguridad de Establecimientos por si los hechos fueran constitutivos de infracción administrativa, en lo que parece ser una problemática de licencias.
Las personas que había no fueron desalojadas por la seguridad del establecimiento y porque solo había un inquilino afectado, según apunta la Policía.