OPINIÓN

Ladrones de ilusión

mallorcadiario.com

José A. García Bustos | Sábado 17 de febrero de 2024

Esta semana tuve el placer de ser invitado a una exitosa jornada empresarial convocada por ASIMA en el antiguo parque de bomberos.

Tras la mesa redonda inicial tuve la oportunidad de escuchar una conferencia del pasional Luis Galindo.

Su ponencia está llena de mensajes motivadores cargados de gran sentido común pero con escaso cumplimiento por la mayoría de nosotros.

Mensajes como que tenemos que ser dueños de nuestros actos y vivir la vida que queremos y no ir en automático; que no escatimemos en expresar cariño a nuestros seres queridos o que pongamos pasión a todo lo que hagamos en nuestra vida, son ideas sobre las que pivotó la charla.

Una idea que quiero recuperar, aunque la dijera de pasada es aquella de que estamos rodeados de mediocridad o, como él les llamó, de ladrones de ilusión.

“No hagas esto porque no te toca hacerlo”, “Para qué esforzarte tanto. Ni que fueras a heredar la empresa”. “Para qué echar tantas horas si te queda poco para jubilarte”. Estas son frases típicas de ladrones de ilusión en el entorno laboral.

Parece ser deporte nacional aplacar la ilusión con la que la minoría afronta su vida y su trabajo. Luis Galindo dice que sólo hay una forma de vivir vida; no se es de una manera en el ámbito personal y de otra en el laboral. El que es gilipollas en el trabajo también lo es en casa y viceversa.

Un ladrón de ilusión es un tío mediocre que no ha hecho nada en su vida y se dedica a contagiar de su pasotismo a los demás. Es alguien que, parafraseando a la ladrona de ilusión Samantha Hudson, abraza el fracaso. Es gente que pasa de puntillas por la vida y pretende arrastrar a los demás en su miseria. Probablemente porque el éxito ajeno les genera envidia.

El ámbito laboral está lleno de ladrones de ilusión. Y no digamos en el de los emprendedores. Por definición, el emprendedor rebosa de ganas e ilusión aunque flojea en experiencia pero la suple con lo primero.

Es habitual que cuando alguien tiene una idea que considera rompedora y quiere montar un proyecto empresarial aparezca el cuñado de turno diciendo que eso ya existe y ya está inventado o que si nadie lo ha inventado antes es porque no genera interés. Si fuera una buena idea ya lo habría acometido otro.

Yo siempre les he llamado aguafiestas de sofá y, en otras ocasiones, monosabios. El monosabio es quien asiste al torero desde la barrera. A veces le dice lo que tiene que hacer y critica, desde la barrera lo que considera que no hace bien mientras es el torero quien se juega la vida delante del toro.

Todos conocemos aguafiestas de sofá, cuñados, ladrones de ilusión o monosabios.

En la empresa, los ladrones de ilusión, son gente que no ha emprendido en su vida y se dedica a intentar domar las mentes inquietas de los emprendedores.

Lo peor viene cuando el emprendedor arranca a pesar de ellos y la pifia. No tardará en aparecer el cuñado de turno para decir aquello de “ves, ya te lo dije”.

Cuando un emprendedor tropieza tiene que levantarse y seguir adelante. El mundo está lleno de grandes empresas cuyos fundadores habían fracasado anteriormente. A veces más de dos y tres veces. Un fracaso es una oportunidad de mejora. Un fracaso curte y te enseña cómo no debes hacerlo la próxima vez. Me gusta aquello de unas veces se gana y otras se aprende. Nunca se pierde. Un fracaso es una oportunidad de mejora.

Edison no fracasó 999 veces antes de inventar la bombilla la vez que hizo mil. Siempre dijo que aprendió 999 veces en cómo no debía hacer una bombilla. La de ladrones de ilusión que debió encontrar por el camino el pobre Edison.

Entre los ladrones de ilusión y el poco apoyo institucional que encuentran los emprendedores, aquellos que se atreven a emprender y lanzar un negocio al mercado, merecen un reconocimiento. Si les va mal, los de siempre dirán que ya avisaron. Si les va bien, les espera Hacienda para poner el cazo y llevarse un cuarto de sus beneficios. Ríete del diezmo de la Edad Media. Hoy en día se llevan dos diezmos y medio.

Ser emprendedor en España es para valientes. Más emprendedores y menos monosabios o abrazadores del fracaso.


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