Estos dos sectores han vivido recientemente amargas experiencias. En los años 2021 y 2022 se vieron muy afectados tanto por la paralización de la actividad durante la pandemia, como por el inicio de la guerra en Ucrania. Ambos hechos generaron una importante falta de suministros que les ha costado remontar.
Desde Asinem (Asociación de Empresas Instaladoras de Baleares) aseguran no haber observado de momento “ningún impacto directo en los proyectos de nuestros asociados”. Sin embargo, aseguran que “somos conscientes de la posibilidad de que el suministro de materiales se vea afectado en los próximos meses, lo que podría generar retrasos”.
Por ello, permanecerán atentos a esta situación, ante la que algunos de sus asociados han comenzado a adoptar algunas medidas como reducir el tiempo de validez de los presupuestos que presentan, ante la posibilidad de que un alargamiento de la situación en el Mar Rojo encarezca la llegada de suministros.
“Se está ajustando la caducidad de los presupuestos a menos días, en algunos casos hasta los diez días”, aseguran desde Asinem, que recuerdan que habitualmente esa validez puede llegar a ser de tres meses.
Tampoco la Asociación de Constructores de Baleares ha percibido de momento “ninguna afectación”, pero su gerente, Sandra Verger, asegura que “hay un poco de preocupación, estamos siguiendo la situación con interés”.
En todo caso, Verger subraya que “desde la pandemia y la guerra de Ucrania, las empresas anticipan más sus pedidos de materiales. Han cambiado su dinámica y hacen sus pedidos con tres o más semanas de antelación”. Y es que en 2021 y 2022 las constructoras sufrieron incrementos de precios de los materiales del 30 por ciento “y los sistemas de compensación no llegaron a la mayoría de las empresas”.
Además, esos precios no han vuelto a la situación de la que partieron. Según Verger, “en los últimos dos años los materiales han subido lo mismo que lo habían hecho en los 17 años anteriores. Ahora no siguen subiendo, pero estamos a la expectativa de lo que pase en ese conflicto”, asegura.
La preocupación de ambas ramas de la actividad tiene una base más que real. Según la aseguradora Crédito y Caución, los ataques de los hutíes han elevado ya los costes de transporte marítimo un 300 por ciento, a la vez que ha "avivado el temor a los cuellos de botella en la cadena de suministro y agravado los riesgos de inflación".
En todo caso, sus datos apuntan a que el impacto en la economía mundial será limitado, pero recuerda que alrededor del 30 por ciento de todo el transporte marítimo de contenedores pasa por el Mar Rojo, una ruta que caso de ser cerrada podría reducir la capacidad del transporte marítimo internacional en torno a un 20 por ciento.