Las dudas siempre entran en escena después de una lesión larga, pero en este caso Rafa las ha disipado desde un principio. El manacorí ha empezado el partido al saque y lo ha hecho a las mil maravillas. De hecho, no ha tenido que afrontar ninguna posibilidad de rotura en contra ante un buen restador como lo es Thiem. Ha logrado un porcentaje de primeros saques decente (63 por ciento) y apenas ha concedido puntos con su servicio: tan solo seis en todo el partido.
Además, al resto le ha causado muchos problemas al austríaco, que ha tenido que defender seis opciones de break, de las que Rafa ha aprovechado tres.
A Nadal se le ha visto rápido, con determinación y, sobre todo y lo más importante, muy motivado. El de Manacor ha tenido un lenguaje corporal muy positivo desde el principio y no ha habido ni rastro de la dichosa lesión que le ha tenido en el dique seco prácticamente un año entero.
El 22 veces ganador de Grand Slam ha dejado grandes sensaciones y puntos que ilusionan a sus aficionados de cara a que poco a poco vaya acercándose a su versión más competitiva.
Tras deshacerse de Thiem, ahora Nadal se enfrentará en octavos de final al australiano Jason Kubler, que viene de salir airoso ante el ruso Aslan Karatsev cuando el partido iba igualado a sets y este tuvo que retirarse por una lesión. El mallorquín, visto el nivel que ha mostrado en esta primera ronda, saltará a la pista con el cartel de favorito.