EDITORIAL

El paso de Bayona por IB3

Sábado 28 de octubre de 2023

El director general provisional de IB3, Jordi Bayona, no parece haber entendido cuál es su labor como responsable interino el ente público hasta que sea relevado por un director general nombrado por el Parlament. Bayona accedió al cargo tras la renuncia de Andreu Manresa con la única misión de hacerse cargo de la gestión ordinaria de la radiotelevisión pública. Sin embargo, lejos de ello, ha querido dejar su impronta desde el primer día.

Primero fue la reunión que mantuvo con todos los responsables de los departamentos de IB3 a fin de marcar unos objetivos y una hoja de ruta; después, el intento de aprobar el presupuesto del ente para 2024, condicionando el trabajo de quien tendrá que asumir el cargo en pocos días. La abogacía de la comunidad le paró los pies en la reunión extraordinaria que esta misma semana celebró el Consejo de Dirección, convocado por Bayona para debatir un único punto del orden del día: el presupuesto en el que director interino blindaba la actual programación hasta el mes de abril.

Tras su fracaso, Bayona compareció al día siguiente en el Parlament, donde defendió una línea continuista con la gestión de su predecesor, Andreu Manresa, y proclamó su derecho a aprobar la programación que heredará su sucesor para que la tele y la radio públicas "no dejen de emitir en enero", argumento del todo incierto puesto que el nuevo director será designado en menos de dos semanas. También argumentó la legitimidad del actual Consejo de Dirección a la hora de marcar las líneas de actuación de IB3, a pesar de contar aún con miembros propuestos por partidos que ya no están en el Parlament, afirmando que los consejeros "no representan a partidos, sino que son profesionales de reconocido prestigio y actúan con plena independencia y neutralidad". Que fueran propuestos por los grupos parlamentarios no parece que Bayona lo tuviera en consideración.

Las prisas con que Jordi Bayona ha actuado desde su llegada al cargo interino sólo ponen de manifiesto su desmesurado afán de protagonismo y permiten albergar más de una sospecha sobre las intenciones partidistas de aquel que ocupó altos cargos en las administraciones de Francesc Antich.

Lo que debía ser una transición en la que el director general provisional se limitase a firmar nóminas, recibos y facturas ha derivado con Bayona en una actuación sorprendente que también ha provocado malestar entre los profesionales del ente público, enfrentados ahora a retos laborales, de gestión económica y de independencia informativa, que son los auténticos desafíos de IB3.


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