OPINIÓN

Lo bueno y lo malo empieza por i

mallorcadiario.com

José A. García Bustos | Sábado 14 de octubre de 2023

Inflación, Intereses e Impuestos. Lo malo para nuestros bolsillos empieza por i. Estarán de acuerdo en que estas tres palabras representan tres acciones nos vuelven más pobres ¿Cuál cree usted que es la más nociva para nuestros bolsillos?

Pues dependerá de cada uno pero sí sé quién se enriquece con ese empobrecimiento que sufrimos todos: los bancos centrales y los banqueros que los controlan.

El actual sistema financiero está montado de tal manera que pocos lo entienden y tiene un denominador común: el dinero está basado en la deuda. A más dinero en circulación, mayor nivel de deuda. Y la deuda hay que devolverla.

Cuando un gobierno pide dinero, la banca lo presta y tiene que devolverlo con intereses. Para eso nos exige el pago de impuestos. Ya ven quién en última instancia paga la fiesta.

Cuando cualquiera de nosotros pedimos un préstamo, también tenemos que devolverla. La deuda pública y privada aumentan y la contrapartida es que entra dinero nuevo en la economía. Como sabrán, el nivel de deuda mundial está en máximos y no para de crecer. Recuerden que nada crece indefinidamente sino que llegará un momento, parece que no muy lejano, en el que el sistema colapsará y habrá que reiniciar otro nuevo, no sin antes de un periodo de estrés.

La inflación es la entrada de nueva divisa en la economía (vía deuda, recuerden) y eso tiene como consecuencia que el dinero que tenemos empiece a valer menos, es decir, se deteriore nuestro poder de compra. No es lo mismo tener algo escaso que algo que abunda. La consecuencia es que suben los precios porque el dinero se mueve y aumenta más la demanda que la oferta de bienes y servicios. Pagamos más por el corte de pelo, el litro de aceite o la hora de pilates. Y como los salarios tardan más en crecer y nunca lo hacen en la misma medida, la rueda de la pobreza crece.

Para frenar la subida de precios se suben los intereses pero, a esas alturas, los individuos ya estamos pillados porque nos suben la cuota de la hipoteca que nos tiene vinculados durante media vida laboral. Casi nadie puso en duda que podríamos optar a una casa con piscina comunitaria y que si nos cansábamos podríamos venderla a un precio superior. Para ello nos encasquetaron una hipoteca a 30 años a interés variable. 30 años con una losa que cada vez pesa más porque la cuota sube. Tampoco nos planteamos que esa casa, en años de salario, era una barbaridad, pero nos daba igual porque la deuda la cubría.

Como el gobierno se endeuda, necesita devolver la deuda y sus intereses. Para ello sube impuestos o, como ha hecho estos últimos años, se hace el loco y no toca nada, es decir, no ajusta a la baja los impuestos para mantener su recaudación ante la brutal subida de precios.

Todo lo contrario, ha aprovechado la coyuntura y Hacienda hizo récord histórico en recaudación porque los precios subieron. Es lo que se denomina “aumento de impuestos encubierto”. Así el IVA que recauda por cada transacción final es mayor porque se basa en precios más altos. O el IRPF recaudado es mucho más elevado ya sea por rentas derivadas de un salario más alto, un alquiler más elevado o la venta de una vivienda más cara y con más beneficio.

Para cuando suben los salarios se da una inflación de segunda ronda porque el empresario encarecerá los productos para mantener su margen.

No es casualidad que aparecieran el mismo año (1913) el Impuesto sobre la Renta y la creación de la Reserva Federal, el mayor banco central (que no el primero) que puso esta maquinaria en marcha.

Ante las tres “íes” que nos empobrecen (impuestos, inflación e intereses) hay que hacer valer la “I” mayúscula de Inteligencia e Idiomas.

La Inteligencia del Individuo y el conocimiento de Idiomas deben promoverse desde la Infancia. Para ello se necesita un Innovador sistema educativo.

Es preceptivo aumentar los bajos niveles de Inteligencia que tenemos en este país. Por supuesto la Financiera pero también aquélla que nos permite razonar y no dar por bueno ningún dogma de fe porque sí, aquélla que fomenta el espíritu crítico desde pequeños.

La verdadera Inteligencia nos permitirá cuestionar si lo que dice la televisión es la verdad o es la propaganda que quieren sus accionistas que creamos para vendernos cualquier otro producto de su Holding de empresas. Es la Inteligencia que nos hace reflexionar sobre si estamos en un verdadero Estado de Derecho o nuestros derechos cada vez se van recortando más ante nuestros ojos; o sobre si existe la separación de poderes o es quien gobierna quien hace las normas en un abuso sin precedentes de la figura del decreto-ley; o sobre si el Parlamento realmente controla la acción de gobierno, como tiene que hacer, o es un mero trámite controlado por los mismos. O sobre si el poder judicial es independiente. O sobre si el dinero que nos proponen para los próximos años, digital y centralizado, nos va a dar ventajas o restringirá más aún nuestras libertades. O sobe si tenemos que aceptar nuevas leyes que controlan la libertad de opinión con un nivel de censura que nada tiene que envidiar al de las épocas más oscuras de la Historia. O sobre si el hombre es el culpable del calentamiento global y debe pagar por ello con mayores restricciones de libertad; o sobre si debemos encerrarnos en casa sin más durante unos meses la próxima vez que nos lo pidan sin hacernos preguntas.

Pero ante todo, para desarrollar esa Inteligencia (sí, se puede) tenemos que tener ganas. Ganas de aprender y de ser Inconformistas con nuestro entorno y mejorar el que queremos dejar a nuestros hijos.

Ahí es donde soy más pesimista porque estamos en una sociedad narcotizada que ve pasar la vida con preocupante Indiferencia. Si el Cojo Manteca levantara la cabeza …


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