MDGOLF

¡Me gusta jugar mal!

Marc Sansó Bauzà | Lunes 11 de septiembre de 2023

Trabajar en el mundo del deporte te permite ver multitud de disciplinas, atletas, profesionales y familiares de estos. En mi caso, llevo más de media vida metido en este mundo.



Mis inicios fueron como jugador de baloncesto, a lo que después se añadió la faceta de entrenador, y finalmente añadí el papel de psicólogo deportivo, llegando en ocasiones a compaginar los tres roles. Trabajar como psicólogo me ha permitido conocer más deportes además del baloncesto, como puede ser el golf. Esto me ha permitido observar y ver a todo tipo de personas introduciéndose de un modo u otro al contexto deportivo, así como sus conductas y actitudes.

El tema del que quiero hablar hoy me hace especial ilusión porque es algo muy habitual en el mundo deportivo, diría que hasta está normalizado (aunque no debería ser así ni mucho menos). El objetivo no es explicar ningún concepto ni técnicas, sino haceros reflexionar. Si logro esto me daré por satisfecho.

Seguramente no sorprenda a nadie si digo que es habitual ver a familiares de jóvenes golfistas regañar, castigar o enfadarse con sus hijos/as si juegan mal (habría que saber qué significa jugar mal, seguramente la mayoría de las veces se relacione con el resultado, el cual muchas veces no depende de uno/a mismo/a). Hasta aquí ya daría mucho por hablar y debatir, ya que han salido temas importantes como el que esté normalizado actuar de forma no adecuada cuando un/a golfista juega mal, saber o entender qué es jugar bien y jugar mal o entender que en el deporte hay factores que no dependen de uno/a mismo/a. No obstante, el tema que realmente quiero exponer se basa en la siguiente pregunta:

¿Creéis que los/as golfistas juegan mal porque quieren?

Antes de responder a la pregunta me gustaría poneros en contexto, ya que es muy importante tener toda la información posible para que la respuesta sea la más acertada. Evidentemente cada caso es diferente, aunque voy a poner los ejemplos más comunes para intentar generar un contexto que se parezca lo más posible a la mayoría de vosotros/as. Contexto:

- Persona que entrena cada día.

- Entrena varias horas al día.

- Entrena con frío, calor, lluvia, viento y cualquier condición meteorológica que permita la práctica del golf.

- Entrena la parte física, en gimnasios o entrenadores personales.

- Sacrifica otros aspectos de su vida que también son importantes para ellos/as, como las relaciones sociales, para poder entrenar más.

- Miran golf en la televisión para ver cómo juegan los y las profesionales.

- Se levantan muy temprano para poder ir a los torneos a jugar (ya que las salidas suelen ser temprano). Esto lleva implícito ir a dormir temprano la noche anterior.

Seguramente podría poner más condiciones para este contexto, pero creo que es suficiente. Ahora me toca repetir la pregunta:

¿Creéis que los/as golfistas juegan mal porque quieren?

Después de contextualizar la situación y mostrar todos los detalles, seguramente la mayoría de vosotros/as habréis respondido de forma negativa a la pregunta, ya que nadie que dedica tanto tiempo y esfuerzo a algo quiere hacerlo mal. Entonces… ¿Por qué enfadarnos, castigar, echar la bronca, reprochar, u otras contingencias negativas detrás de un mal día de juego?

Actuar de esto modo no tiene NINGÚN tipo de beneficio ni sobre el rendimiento ni el bienestar del deportista, más bien ocurre todo lo contrario: aumenta la presión a la hora de competir (y ya sabemos que esta no suele ser muy buena compañera del rendimiento); genera mucha ansiedad con cualquier estímulo relacionado con el golf, ya no solo a la hora de competir; menor tolerancia a la frustración; mayor dificultad a la hora de gestionar las emociones; aumenta la posibilidad de condicionar el deporte de forma aversiva donde las consecuencias ya serían peores, etc.

Normalmente, cuando una persona juega mal tiene tendencia a entrenar más y más y más sin hacer un buen análisis de lo que ha podido suceder. Más no significa mejor y tampoco nos asegura mejores resultados. Hay muchos factores que influyen o pueden influir a que una persona no rinda a su mejor nivel, y hay que tenerlos en cuenta a todos.

Cuando una persona no está contenta con su juego lo que necesita es apoyo familiar y social, respetar su espacio para que pueda aceptar sus emociones y que le ayuden a distraerse y pensar en otras cosas. No necesita que le echen la bronca por no jugar bien. Nadie quiere jugar mal.

Espero que estas líneas nos hayan hecho reflexionar un poco y analicemos si como padres estamos actuando de forma adecuada con nuestros hijos/as o más bien si nuestras conductas son más perjudiciales afectando a su rendimiento y bienestar.

Marc Sansó Bauzà
Psicólogo del deporte

Noticias relacionadas