La presidenta del Congreso ha comparecido este miércoles en la Cámara baja para anunciar las fechas en las que se producirá el pleno de investidura del candidato popular, Alberto Núñez Feijóo, que será los próximos 26 y 27 de septiembre. Armengol ya ha comunicado a los portavoces del resto de partidos estas fechas, que han sido acordadas con el candidato popular en dos charlas celebradas entre anoche y la mañana de este miércoles.
Así, el líder del PP dispone de más de un mes para negociar y conseguir los cuatro votos que necesita para la mayoría absoluta. "Es un tiempo prudencial para que el candidato pueda realizar las negociaciones oportunas con los representantes de las formaciones políticas", ha sentenciado Armengol, quien ha recordado que "en pasadas legislaturas, el tiempo transcurrido desde la propuesta del Rey fue de un mes y que ahora será de 35 días".
Después de que este martes, Feijóo recibiese el encargo del rey Felipe VI para liderar la sesión de investidura, el PP no se mostraba partidario de que esta se celebrase la próxima semana, debido a que "no tendrían tiempo suficiente para hablar con los otros grupos políticos porque estas conversaciones no podrían iniciarse antes", haciendo referencia a que es el próximo lunes cuando los grupos parlamentarios del Congreso quedarán constituidos formalmente, y la Mesa de la Cámara dará el visto bueno a las inscripciones realizadas. Después habrá que reunir a la Junta de Portavoces para organizar el debate.
Además, llevar el pleno a finales de septiembre supone evitar también una hipotética repetición electoral en Navidad.
Feijóo cuenta con 172 apoyos (137 del PP, 33 de Vox, y los diputados de UPN y Coalición Canaria), estando así a cuatro votos de la mayoría o bien a siete abstenciones para una segunda votación.
Si el candidato del PP no consigue los apoyos suficientes, deberán transcurrir dos meses para la repetición electoral, que sería el próximo 14 de enero.
Será en ese periodo cuando el candidato del PSOE, Pedro Sánchez, iniciaría sus negociaciones para formar Gobierno. El Rey abriría una nueva ronda de consultas y propondría a un nuevo candidato. Si en esos dos meses -desde la primera votación fallida- nadie es investido, se disolverán las Cortes y se convocarían nuevas elecciones.