EDITORIAL

Tolerancia cero contra los grafiteros en Palma

Martes 22 de agosto de 2023

El anuncio del alcalde de Palma, Jaime Martínez, de modificar la ordenanza cívica para implementar medidas más estrictas y aumentar las sanciones contra los grafiteros que realizan pintadas vandálicas, es un paso audaz en la dirección correcta. Esta iniciativa para preservar los espacios y el mobiliario público, además de la propiedad privada y también el patrimonio arquitectónico, histórico y cultural de la capital, a menudo mancillado por los incesantes grafitis en los lugares más insospechados, responde a una amplia demanda ciudadana que hasta ahora, el gobierno municipal de PSOE, Més y Podemos no había sido capaz o no había querido atender.

Los grafitis que atestan las paredes de la ciudad no pueden seguir formando parte del ecosistema urbano de Palma. Los responsables de estos actos vandálicos sobre la propiedad privada y también sobre los elementos públicos, deben ser identificados y duramente sancionados. La impunidad debe terminar porque no es admisible que cada cual haga lo que le venga en gana en lo que es patrimonio de todos o propiedad ajena. Hay que revertir la dinámica imperante en los últimos ocho años en Cort.

La ciudad de Palma ha estado en una lucha constante por mantener su belleza y autenticidad. El aumento de las sanciones enviará un mensaje fuerte y claro de que el vandalismo no tiene cabida en nuestras calles. Esta medida disuasoria actuará como un escudo protector y no debe verse como un ataque contra la expresión artística legítima. Los espacios destinados para el arte callejero y los murales pueden y deben seguir siendo lugares de creatividad y autenticidad. Al dar a los artistas un lienzo apropiado para su talento, se puede transformar el entorno urbano en una galería viva y vibrante.

Pero de ningún modo se puede seguir con una inacción y una autocomplacencia, rayana en la desidia más absoluta, sin limpiar lo que se ensucia y sin castigar a los grafiteros vándalos que hacen de su capa, un sayo. Eso se tiene que acabar. Esperemos que los anuncios de Jaime Martínez no se queden sólo en palabras porque la ciudad necesita actuaciones decididas y contundentes para dejar de ser percibida como una urbe sucia y desordenada.


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