Las carreteras de las Islas ya se han cobrado en julio la vida de 9 personas, incrementando una preocupante estadística que suma 27 muertos en los que va de año, frente a los 12 del 2022. La última víctima mortal se produjo este miércoles, cuando un ciclista chocó contra un autobús y posteriormente fue arrollado por un turismo en Alcúdia; pero se han producido numerosos casos, la mayoría de ellos protagonizados por motociclistas o por peatones que fueron víctimas de atropellos.
Entre estos últimos, el último caso fue el protagonizado por una mujer que -en la madrugada del pasado sábado- fue atropellada en Palma, a la altura del Palau de Congressos, por un coche de gran cilindrada que se había saltado un semáforo en rojo y que posteriormente se dio a la fuga. Identificados días después, el conductor y su acompañante fuero detenidos por la Guardia Civil, acusados de un delito de homicidio imprudente y abandono del lugar, el primero, y de encubrimiento, el segundo.
También causó gran impacto el atropello mortal sufrido por un camionero en la Vía de Cintura, tras salir de su vehículo aparcado en el arcén y ser arrollado por una conductora que también huyó del lugar y que se entregó a los agentes horas después.
La casuística de todos estos sucesos es variada; se han producido tanto en carretera como en vías urbanas, y afectan tanto a peatones como a motoristas, ciclistas o conductores de turismos. En todo caso, el elemento distorsionador es el aumento de las cifras de muertos en relación a años anteriores. No se produce ningún hecho diferenciador ni ninguna circunstancia diferente que explique el excepcional despegue de esta estadística mortal, por lo que cabe poner el acento en la necesidad de extremar la prudencia.
La propia DGT ha señalado la necesidad de aumentar la concienciación de la población a lo que habría que añadir el necesario refuerzo de las medidas preventivas, sobre todo en verano, cuando aumenta el tránsito en todo tipo de vías -también de noche y de madrugada-. Se trata de parar el goteo de accidentes mortales y de los dramas personales que todos estos sucesos irremediablemente acarrean.