OPINIÓN

La serpiente ha salido del huevo

Emilio Arteaga | Martes 04 de julio de 2023

Estas últimas semanas, desde las elecciones municipales y autonómicas, una multitud de periodistas, tertulianos, opinadores e intelectuales están defendiendo, con más o menos fervor, los pactos entre PP y Vox, o la necesidad de los mismos, para alcanzar gobiernos autonómicos y municipales, allí donde suman mayoría, así como la inevitabilidad de un tal pacto para cambiar el gobierno de España después de las próximas elecciones generales.

Realizan así una inestimable labor de blanqueo de la extrema derecha y contribuyen a su normalización ante los ciudadanos. Algunos lo hacen convencidos y en total comunión con los planteamientos de Vox, pero estoy seguro de que muchos de ellos no simpatizan con los postulados de Abascal y compañía y no son plenamente conscientes, o no quieren serlo, o prefieren autoengañarse, del inmenso peligro que representa el acceso de la ultraderecha a posiciones de poder político.

Deberían recordar lo que pasó en Alemania a principios de los años 30 del siglo pasado, cuando después de diversos intentos de gobiernos de derechas durante tres años, intentos que fueron dinamitados, incluso desde dentro, por el propio partido nazi, Hitler consiguió finalmente ser nombrado canciller en 1933 por el anciano y enfermo presidente Hindenburg y todos sabemos lo que ocurrió a continuación. Hitler y los nazis barrieron al resto de partidos políticos, de cualquier signo y tendencia e iniciaron su camino hacia el infierno, arrastrando con ellos a Alemania, a Europa y al mundo.

En aquellos primeros años 30 muchos políticos alemanes conservadores y liberales pensaron que podrían manejar y controlar a los nazis y valerse de ellos para que hicieran el trabajo sucio de hostigar a los partidos de izquierdas. Los manejados y controlados fueron ellos y en apenas tres años Hitler tenía todo el poder y ellos estaban en la sumisión, la prisión, el cementerio o el exilio.

No acabo de entender la tremenda facilidad, docilidad, con la que el PP está llegando a acuerdos con Vox, acuerdos que incluyen puntos que nunca habían formado parte de su programa y, además, los defienden con fervor y vehemencia, asumiendo así el ideario del partido de extrema derecha, lo que aun contribuye más a su blanqueo y normalización entre los ciudadanos, también a la perplejidad de algunos que han votado al PP “bona fides” y que no comulgan con semejante desatino; pero parece que, por desgracia, estos últimos son una minoría.

No todo vale para alcanzar el poder y vender el alma al diablo siempre es mal negocio. Y peor aun es asumir postulados de Vox para gobernar en solitario en minoría, con apoyo parlamentario de los ultraderechistas. De esta manera quien materializará las políticas de Vox será el PP, que padecerá el desgaste de la acción de gobierno, mientras el propio Vox podrá desentenderse si no funcionan bien y jactarse de que son inspiradas por ellos si lo hacen.

Vox sabe perfectamente que aun no es su momento, pero sí lo es de provocar que el PP asuma partes significativas de su programa, las que más rendimiento le pueden dar, y esperar con paciencia a recoger los frutos en las próximas elecciones. Esperan que el pensamiento de los ciudadanos evolucione hacia algo parecido a: “al fin y al cabo, para desarrollar las políticas de extrema derecha mejor la versión original que los “maricomplejines” del PP”. Y cuentan con su poderosa maquinaria de propaganda y desinformación y con la complicidad, deliberada o inconsciente, de tantos periodistas, opinadores e intelectuales que piensan, inocentes, insensatos, que podrán manejarlos y controlarlos.

La serpiente ha salido del huevo, se ha alimentado y crecido y está poniendo más huevos, que están siendo en parte incubados por la insensatez, la imprudencia, la ingenuidad o la candidez de muchos intelectuales demócratas de derechas cegados por la inquina contra Pedro Sánchez que no ven, o no quieren ver, el peligro. Y cuando la democracia empiece a estar estrangulada por la constrictora podría ser demasiado tarde.