Es un secreto a voces la relación de Pedro Sánchez con las saunas, y su decisión de celebrar unas elecciones generales el día 23 de julio lo confirma. Si un apoderado se quejaba ya esta jornada electoral del 28 de mayo de que en un colegio habían metido cuatro mesas poco menos que a presión, de modo que miembros de las mesas, funcionarios, apoderados y votantes se apretaban de manera poco civilizada, espérense a ver lo que pueden ser las elecciones generales, sobre todo como nos pille una ola de calor de las que son frecuentes en esas fechas.
Las colas por escaquearse de las mesas ya han sido considerables ahora en mayo, de modo que para julio las juntas electorales van a necesitar refuerzos para atender las excusas. La situación en colegios desprovistos de climatización -la gran mayoría, imagino- puede ser pesadillesca: ancianos deshidratados, desmayos y hasta fallecidos, Dios no lo quiera.
El mismo gobierno que recientemente prohibía trabajar al aire libre con calor extremo -medios afectos proclamaban ufanos el 'derecho a no morir de calor'- impone ahora a los ciudadanos una jornada agotadora quién sabe en qué condiciones. ¿Aguantarán desde las 8 de la mañana hasta finalizar el escrutinio y completar la documentación, a veces pasada la medianoche, en un calor asfixiante?
A este tipo de timos podríamos llamarlo 'hacer un Sánchez': «el Gobierno anunció que reconocía el derecho a no morir de calor, pero a continuación nos encerró a miembros de mesa, funcionarios y apoderados todo el día en plena canícula en un colegio convertido en sauna electoral, lo que demuestra que le importamos una higa. ¡Menudo 'Sánchez' nos hizo Pedro!»
Como medidas atenuantes propongo que al menos autoricen abanicos y barreños de agua para los pies, con cuidado de que al abanicarse no caigan al agua los votos (papel mojado). O que la fuerza pública traslade a los vendedores de fruta fresca desde las playas a las saunas electorales. En cambio, se me antoja imprescindible exigir mantener el torso cubierto, aun cuando sea inevitable el encharcamiento de axilas y espalda, con el correspondiente aroma conforme avance la jornada, y ante todo evitar camisetas de tirantes, no digamos de rejilla. Otro tema a discutir sería el calzado, pero en esto, dadas las circunstancias, no me atrevo a ser taxativo. Ojo también con los mosquitos tigre en según qué regiones: puede ser conveniente el insecticida eléctrico, pero quizás los ecologistas se opongan. Siempre quedará el repelente.
En Andalucía por lo visto tienen prohibido celebrar elecciones autonómicas en verano, pero no contaban con Sánchez, dispuesto a derribar antes de irse hasta la última convención democrática, por más razonable que sea. Esperemos que le pase factura, como se la han pasado todas sus fechorías este histórico 28 de mayo, pero no se fíen, que aún intentará convencernos de que el calor un 23 de julio se debe al cambio climático, y traten de evitar el voto por correo, que ya mostró su 'potencial' el 28M. Hasta el rabo, todo es Sánchez.
Y si en algún momento, a la hora de pensar en el voto, ser miembro de mesa o colaborar como apoderado, desfallecieran por temor o pereza, recuerden que con este último esfuerzo podemos librarnos de Sánchez y que éste sea el último 'Sánchez' que nos haga. ¡Es el momento que llevábamos años esperando; el momento de pasarle factura por todas sus mentiras y atropellos! Y recuerden también quién, teniendo la posibilidad de sumar apoyos para alcanzar la mayoría absoluta, duda y pierde el tiempo, y quién no duda ni dudará en alcanzar los acuerdos necesarios para echarles.