OPINIÓN

No siempre lo peor es cierto

Josep Maria Aguiló | Sábado 27 de mayo de 2023

Para tranquilidad de los lectores que se encuentran tal vez un poquillo saturados de columnas y de informaciones políticas, puedo avanzarles ya que el título del artículo de hoy no supone ninguna valoración sobre los resultados vaticinados por las encuestas en los comicios autonómicos y municipales de mañana domingo.

De este modo tan positivo y atrayente, No siempre lo peor es cierto, titulaba la gran historiadora y académica Carmen Iglesias uno de sus mejores libros, que recogía diversos ensayos -todos ellos muy interesantes- sobre distintos momentos de la historia de España.

Con la magnífica y elegante prosa y la gran capacidad expositiva que le caracterizan, Iglesias venía a decirnos que tanto si miramos hacia nuestro pasado como si decidimos hacer predicciones sobre nuestro futuro, deberíamos de intentar huir siempre de un cierto fatalismo y derrotismo histórico que, en mayor o menor medida, ha conseguido impregnar y distorsionar nuestra visión de conjunto de la historia de España.

En cierto modo, parecería que desde sus inicios nuestra historia sólo ha oscilado entre lo malo y lo peor, cuando todos deberíamos de saber ya en estos inicios del siglo XXI que esa visión tan negativa es, además de injusta, tan sesgada como parcial.

Nadie duda de que en nuestra historia ha habido momentos terribles y trágicos, cómo podríamos dudarlo, pero también es verdad que hubo otros momentos de los que podríamos enorgullecernos o situaciones dramáticas que con un poco más de suerte, de previsión o de moderación podríamos haber evitado entre todos.

Los pronósticos extremadamente negativos que se hicieron sobre nuestro futuro político en noviembre de 1975 no se cumplieron, y gracias a la Transición y al esfuerzo de millones de personas disfrutamos hoy de una de las democracias más avanzadas del mundo, lastrada cada cierto tiempo, es verdad, por el fantasma de la corrupción y a veces por un exceso de tensión política.

Frente al catastrofismo de los intolerantes y frente a los vaticinios de los agoreros, a mí siempre me gusta decir, como Carmen Iglesias, que no siempre lo peor es cierto.


Noticias relacionadas