De un 30-40 % de los ciudadanos tienen un vínculo negativo con la Navidad. ES decir son presa de la navidofobia. Algunos navidofóbicos ya están muy tocados después del 1 de noviembre, festividad de todos los santos y madre de todos los duelos. Y aumentan su desazón conforme se va acercando la navidad. Una pesadilla para muchos. “ojalá me despertara el día siete de enero”. “ojalá pasara de mí este cáliz”.
El cerebro anticipa a destajo y nos lo pone, desde la pre-ocupación cada vez más difícil, El escenario y el cronograma de la navidad son restrictivos , en realidad cinco días a los que se suma el preámbulo y el epílogo. No hay menú de espíritu navideño. Nadie ni nada debe de imponernos como lo construimos cada uno de nosotros. Claro que el contexto social influye mucho pero nuestro mundo interno lo construimos nosotros. Las opciones las elegimos nosotros. Pero las ausencias duelen, te cosquillean los cojones/ovarios de alma, los que han fallecido, el hijo que no está aquí y ahora con nosotros, el hermano lejano y alejado, la edad que nos okupa y pre-ocupa, la nostalgia con la que nos acompañamos, los padres que enfilan la estación término de su biografía, aquello que no pudo ser, lo que no recordamos y lo que insistentemente nos persigue.
Todo se amplifica por mil: lo que somos y lo que no somos y pudiéramos haber sido. Las navidades son una caja de resonancia de nuestros decibelios emocionales. Tenemos que gestionar la sobre estimulación interna y externa. Ajuste de cuentas con el pasado tienen que conciliarse con el presente enmarcado en un imperativo social que nos genera mucha hipocresía, impostura y sobreactuación. No hay humano que lo resista. Necesitamos toda una sobredosis de mindfulnes. La solo-edad se hace más omnipresente y nos hipoteca más. Uno vuelve a su casa, infantilizándose, con los zapatos de la primera comunión y esto favorece que emerjan sentimientos egodistónicos con los hermanos y con los padres.
Nos desasosiega el reencuentro y el encontronazo. La navidad es un buen test de estrés para nuestra ITV emocional y para inspeccionar nuestras tácticas vitales. Nos permite calibrar cómo controlamos nuestra atención fallofilica y nuestro control de los esfínteres superiores, aquellos con lo que, a veces contaminamos todo. Que bien estar vivos y reencontrarnos así como podamos si así lo queremos. Es fácil dejarse llevar por la rabia y el resentimiento. Cuánto cuesta y que bien nos va, crecer y progresar. Utilice la navidad como punto de inflexión, de balance, recuerde cuán amado y querido ha sido, plantéese retos realistas, renuncie a su quejorrea crónica como una vía para que algo cambie, ejerza el voluntariado, no sobreconsuma ya que solo estará construyendo su futura decepción e insatisfacción, sea solidario, , regálense tiempo para pensar en ustedes, hagan ayuno de la negatividad, del egoísmo, de la intolerancia y la estupidez. La navidad es una gran oportunidad para renovar el reto de vivir el presente. Nunca olviden el gran poder auto terapéutico del perdón. Usted elige contaminar emocionalmente o no. Sume y no reste.
Es una muy buena oportunidad para reparar conflictos y malentendidos. Somos los vínculos que tenemos y lo que nos queda de tiempo por vivir. La navidad es un buen tiempo para plantearnos cómo actualizamos el pasado , el presente, como nos apegamos y como no podemos dar aquello de lo que carecemos.
Un amigo mío al que hace tiempo que no trato pero que siempre está disponible y accesible, me dice “vuelvo a la "realidad" (que cualquiera sabe dónde anda la susodicha). Me preocupa mucho la vertiginosa deriva que lleva nuestro mundo. ¡Cuánto ha cambiado y a qué velocidad, desde que no nos vemos! Si ahora me pidieras que te escribiera algo para las Navidades: del susto enmudecería. En un papel escrito te diría que si tú has sido capaz de conservarlas, tienes mi admiración y no puedo aportar nada mejor. Cualquier cosa vale más que las navidades televisadas que se nos avecinan, como la anual reposición de La Marabunta, a la que no le queda ya prácticamente nada por arrasar. Si además sigues creyendo en ellas y disfrutándolas, mi admiración se tornaría en asombro y envidia blanca”.
Es un buen tiempo para aumentar la calidad de las relaciones interpersonales, la prevención de conflictos, el respeto y el espacio de interacción de crecimiento conjunto. Para practicar el principio de autonomía personal: ayúdate a ti mismo y los demás te ayudarán y el principio de prevención de dependencias: no hagas por los demás aquello que son capaces de hacer por sí mismos y el principio de bumerán: todo lo que haces a los demás te lo haces a ti mismo y el principio de limpieza relacional: tenemos la responsabilidad de hacer limpieza de las relaciones ficticias, insanas y que obstaculizan nuestro crecimiento como personas.
Y con respecto a los apegos a los que estamos atrapados: no te preocupes nunca por las personas de tu pasado: hay una razón por la que no están en tú presente y por la que no llegaron a tu futuro.
Feliz Navidad del 2022 (no existen otras).
Molts d´anys.
Y ya saben en victoria transitoria porque nunca hemos estado en doma. Feliz 2023.