OPINIÓN

Ni una mala palabra, ni una buena acción

Santiago Fiol | Martes 25 de octubre de 2022

Cuando escribo estas líneas se está celebrando en el Ayuntamiento, nuestra casa, una copia que se ha hecho de debates de otros países y que en unos casos tienen una importancia internacional y en este caso solo nos interesa, y seguro que relativamente, a unos pocos, pues ya conocemos el lamentable estado de la ciudad.

Saben ustedes mi interés por las acciones del Almirante Alcalde Hila, que no es otro que quien preside el Ayuntamiento de la ciudad a la que más quiero, con mucho, del mundo. Su persona, su figura política, su obra y su impronta en la ciudad me parecen irrelevantes. Ha tenido el orgullo y el honor de ser Alcalde unos seis años, y los ha desaprovechado gobernando desde la indiferencia a la ciudadanía y sus problemas.

Palma, sin duda, tendrá otro Alcalde en seis meses, quizás General o Arquitecto, pero Almirante, nunca más. Ciutat no lo soportaría.

Ha osado decir que Palma se está reinventando. Eso ha dicho, reinventando. ¿En qué? Soy consciente de que la semana pasada ya les hable de Palma y su Almirante, pero no se había producido el debate sobre el estado de la Ciudad y por eso vuelvo sobre el tema.

A buen seguro, en su turno de palabra, el mentado, con sus divisas y cocas en la bocamanga, habrá defendido que Palma es la mejor ciudad del mundo. En eso estoy de acuerdo, pero en que tiene los servicios de una gran capital, discrepo. Los de la oposición, sin desmerecerlos, le habrán negado la mayor y dirán que esto es un caos. Los socios de gobierno tienen urgencia en marcar diferencias y le criticarán, pero no demasiado.

Hay que decir que muchos de los que conforman el Consistorio no defienden los intereses de los ciudadanos, sino su modus vivendi, lo que viene siendo la paguita. Algunos, más de los deseables, no han hecho nada más que vivir de la política, y eso ya les digo que es malo.

No voy a poner en entredicho la forma de elección del Alcalde, pero si les voy a poner en entredicho el debate sobre el estado de la ciudad. Deberíamos ser los ciudadanos quienes deberíamos opinar sobre el estado de la ciudad, quienes la vivimos y la pisamos, quienes usamos y sufrimos los servicios públicos. Como ciudadano que soy, debidamente empadronado y tributando religiosamente, ya que mi editor me ofrece este espacio virtual ilimitado me dirigiré al Alcalde en mi único nombre propio, proque solo me represento a mí mismo. Lo digo yo.

Ilmo. Sr. Alcalde,

La vida a usted y a mí nos ha hecho extraordinariamente afortunados. Nacimos y vivimos en Palma. Usted nació cinco años después de mí y, en consecuencia, vivió aún menos la dictadura, esa que desde la izquierda continúan revisando con nuestro dinero, el de todos. Le digo que somos afortunados pues nacimos y vivimos aquí y podría habernos tocado en Somalia. Tenemos tres comidas al día, agua corriente y servicios sanitarios, a diferencia de los somalíes, y eso, créame, es mucho.

Usted, en un momento de su vida, descubrió que tenía vocación de servicio y optó por servir a las personas desde la política. Lo que haya hecho yo es irrelevante a estos efectos. Esa vocación de servicio y también profesional le ha llevado a uno de los mejores empleos que se pueden tener en Palma, ser su Alcalde. Durante un mandato y medio habrá sido el Alcalde de la mejor ciudad del mundo.

¿Ha aprovechado esos años de servicio para mejorar la vida a los ciudadanos de Palma? Rotundamente no. Ha gobernado de espaldas a nosotros, con un tacticismo de no enfadar a sus socios, a los que debe tanto, que le ha hecho derrochar dinero en cuestiones irrelevantes.

Entregará Palma a su sucesor infinitamente peor de lo que la recibió, y, lo más triste, es que a usted le ha interesado más la estética que el fondo de los problemas; la gente y sus problemas no le han interesado de verdad. Postureo, mucho.

Me voy a permitir relacionarle una serie de cuestiones que considero que han empeorado desde que rige los destinos de esta nuestra ciudad:

Seguridad ciudadana: hay tiroteos en Palma, carreras ilegales de coches, robos a turistas, especialmente relojes de lujo. La Plaza de España es un lugar tremendamente inseguro a determinadas horas así, como la estación modal, que, seguramente, no es competencia suya, pero está en la ciudad que preside. Los coches de policía nuevos no llevan emisoras de radio, los talleres de reparación ya no les fían, y hay coches y motos parados por avería.

Están sucias las calles, en gran medida porque los ciudadanos no las cuidamos; están sucias las playas, hasta el punto de que a quien fue presidente de EMAYA se le ha abierto juicio oral por un delito contra el medio ambiente; la posidonia de la bahía muere por restos y micro plásticos; el servicio de recogida de trastos es un absoluto fracaso.

Lo peor, las colas del hambre crecen cada día. Antes, había gente marginal que no quería vivir en la normalidad; ahora, hay personas como usted y como yo que son víctimas de situaciones que ellos no controlan y de las que son víctimas. No podemos hablar de democracia ni de derechos humanos con el estómago vacío. Esta frase no es mía. Su autor aparece un Google.

Los jóvenes no tienen acceso a la vivienda. ¿Sabe cuántos años hace que se habla de Son Busquets como solución? ¿Sabe cuántos años hace que el antiguo hospital de Son Dureta está abandonado? Llegan tarde a todo, señor Alcalde

¿Para que tenemos un Patronato Municipal de la Vivienda si no resuelve problemas? Es muy caro vivir en Palma; las viviendas en compra están inaccesibles y los alquileres por las nubes, y su gobierno y el de la Comunidad gastan en propaganda de lo que será pasados unos años, pero que hoy, y es hoy cuando existe el problema.

Hablemos también de los okupas, esa gente que, en base al derecho constitucional a tener una vivienda, infringe de forma violenta la Ley. El gobierno municipal no hace nada, pues esperan pescar votos que abandonen a su socio Podemos, que está en liquidación. Se limitan a consentir y mirar hacia otro lado.

Liquidación es, además, una palabra que nos lleva a hablar del pequeño comercio, del comercio tradicional, ese que nuestra generación, señor Alcalde, la suya y la mía, no es capaz de hacer sobrevivir, pues tiene unos gastos inasumibles de autónomo, de alquiler del local y de ocupación de vía pública, o sea terrazas. Siempre recordaré ese negocio que se llamaba 'El Japón en Los Ángeles'. Esa Palma ya no existe.

De su horrible gestión, nos queda el urbanismo. No se consigue una licencia de obra o de actividad en los tiempos que establece la Ley; hablamos de años, pura vagancia. Eso va en contra de los emprendedores, de los creadores de trabajo y generadores de riqueza y de su distribución. Quiere aprobar 'manu militari' un PGOU en base a unos datos del PMUS que data de unos 10 años. ¿Acaso no ha cambiado la ciudad en esos años?

Debe escuchar a la ciudadanía, y no solo a la federación de vecinos que tiene en nómina, y, desde luego, cumplir las sentencias cuando condenan su política de subvenciones a las federaciones vecinales.

La última hazaña, después de exhibir su ignorancia, con orgullo, en el cambio -no nato- del nombre de las calles de Son Armadans tomando por fascistas a los Almirantes de la batalla de Trafalgar, es el esperpento de la llave de Palma. Imagino que dado lo reciente del suceso es consciente del ridículo que ha hecho.

No le robo más tiempo, si tiene la amabilidad de leerme, y tampoco quiero aburrir a los estimados lectores. Déjeme decirle, con el debido respeto, que no merece ser Alcalde de una ciudad como Palma; visto lo visto, la ha maltratado, ha abusado de ella, y en las crónicas de la ciudad de su mandato, cuando se escriba sobre estos años, veremos folios en blanco.

No se puede ser un 'queda bien' en este cargo. La realidad de la ciudadanía no es de memoria histórica o de fiestas del orgullo. La realidad es de cómo se llega a final de mes, con qué dinero se compra la ropa a los hijos cuando crecen, y cómo se pagará la hipoteca o el alquiler, pues los abuelos ya no pueden ayudar más.

Ha malgastado el dinero de los palmesanos, y no entiendo cómo dice con orgullo que el Ayuntamiento tiene superávit. Eso solo quiere decir que es un mal gestor: o cobra de más o gasta de menos. Y con la que está cayendo, solo una breve reflexión: ¿qué sería de Palma sin Cáritas, Banco de Alimentos, Ca’n Gaza, Cruz Roja y tantos otros muchos que son anónimos?

Y una ciudad en la que una madre agrede a una maestra tiene un serio problema de convivencia y educación. No basta hacer carteles repudiando la violencia; en su mano está hacer mucho más.

Me despido atentamente y quedo, como siempre, a su disposición, pues, a pesar de lo escrito, es usted mi Alcalde.


Noticias relacionadas