Para la entrevista de esta semana nos dirigimos a la calle Socors de Palma. Llegamos a las dependencias de un antiguo edificio militar del siglo XIX que se usaba como cuartel de intendencia y que fue rehabilitado en 2009 para fines culturales y sociales. Un espacio de 1.700 metros en el que varios artistas plásticos tienen su taller o estudio.
Una vez que atravesamos el portalón de la entrada, Ana salió a nuestro encuentro y nos condujo por uno de aquellos callejones…
¡Buenos días! Venid conmigo, os llevaré a mi estudio.
Aquí realizo mis obras en pintura, también podéis ver mis cerámicas en las que estoy trabajando últimamente. Tengo el horno de baja temperatura, el torno, el barro, mis pinceles, pintura, luz, el aire que corre, en fin todo cuanto pueda necesitar.
¿Queréis tomar alguna bebida fresca?
"Esperaré un poco", le contesté.
Ana Uceda Pérez es hija de Paco, comercial de profesión, natural de Sevilla y de María que estudió empresariales y es natural de Almería. Tuvieron cuatro hijos; Inma, Julia, Paco y la más pequeña, Ana que nace en Almería el lunes 4 de octubre de 1971 el mismo año en que se inauguró la Presa de Asuán en Egipto, en Almería desaparecían dos embarcaciones con doce tripulantes sin dejar rastro en medio de un fuerte temporal, en España comenzaba a funcionar “el teléfono de la esperanza”, Catar se independizaba del Reino Unido, la empresa Mercedes Benz patentaba el airbag, Greenpeace hacía su primera aparición por la práctica nuclear estadounidense en Amchitka, Alaska, en el terreno musical fallecían; el cantante estadounidense Louis Armstrong y Jim Morrison del grupo The Doors, organizado por George Harrison se celebraba durante dos días el Concierto para Bangladés para recaudar fondos por la hambruna del país, nacían; Pep Guardiola, Mary J. Blidge, Ewan McGregor, Mark Walhberg, Manel Fuentes y Dolores O’Riordan, en cine triunfaban; Muerte en Venecia, Perros de paja, Bananas, Harry el sucio, y La naranja mecánica de Kubrick, en música se editaban verdaderas joyas; Mediterráneo de Serrat, Imagine de John Lennon, Aqualung de Jethro Tull o Blue de Joni Mitchel, y durante semanas Maggie May de Rod Stewart sería número uno en las listas más importantes del mundo, en televisión era el tiempo de Crónicas de un pueblo, Los persuasores o Hawaii Cinco 0, en literatura; Reencuentro de Fred Ulhman, o el anónimo Pregúntale a Alicia, entre los más leídos.
¿Pasó su infancia en Almería?
Sí, y tengo recuerdos muy bonitos de los veranos, jugando en el patio y mi madre refrescándonos con la manguera o ir al Cabo de Gata a la playa o salir con un barquito de mis padres, nos encantaba el mar, las comidas familiares. Cuando preparábamos la carta de los reyes magos, mi hermano que sabía que no me gustaban las muñecas, me dictaba lo que me convenía pedir.
¿Qué tal en la escuela?
Comencé en el Colegio de las Monjas de Nuestra Señora del Milagro. Vestíamos uniforme marrón, era tan horrible, que llegué a odiar ese color durante muchos años. A los catorce fui al colegio mixto de las Jesuitinas, donde empecé a tener amigas y amigos. Yo era rebelde, nunca hacía lo que me ordenaban, me costaba conectar con los profesores de historia, en cambio con los de filosofía, matemáticas, gimnasia o dibujo era otro cantar, en esas asignaturas era aplicada. De los dieciséis hasta los dieciocho hice COU y Selectividad gracias a mis padres, porque yo no tenía muy claro lo que quería hacer y su consejo fue un acierto.
¿Y cómo recuerda su adolescencia?
Qué me gustaba pintar a todas horas. A veces me encerraba en una habitación o en el baño a llenar hojas. A los catorce años tenía moto y con la pandilla del instituto, íbamos al bar, a alguna fiesta y poco más. Soñaba con irme a Barcelona para estudiar diseño gráfico.
Con quince y dieciséis años mostré mis obras en algunas exposiciones.
¿Y ese sueño se cumplió?
Sí, en 1991 con dieciocho años marché de mi Almería natal para la Ciudad Condal, había tenido un novio de juventud pero no quería estar atada, yo tenía claro que necesitaba salir, veía tanto por descubrir.
Cuando llegué, la ciudad estaba en pleno apogeo preparando los juegos olímpicos de Barcelona 92. Estuve viviendo en una casa donde alquilé una habitación. Había otras estudiantes y la dueña era una señora del Opus que nos controlaba el horario y cada paso. Al principio fui durante un año a la Escuela de Diseño Gráfico y Fotografía IDEP que no tenía carácter universitario, el ambiente era extraordinario y allí hice buenos amigos. Luego se abrió la primera escuela universitaria, ESDi Escuela de Diseño de la Universidad Ramón Llull, afincada en Sabadell. Era muy cara pero mis padres hicieron el esfuerzo.
El espacio para era enorme, aparatos completamente nuevos a estrenar, y aún así no me gustaba y por no gustarme, estuve tres años. Posteriormente por mi cuenta me inscribí en la Universitat de Sant Jordi y me licencié en Bellas Artes, también hice Diseño Gráfico, Pintura y Dibujo y cuando acabé me quedé a vivir en Barcelona.
Mientras estudiaba, siguió pintando en su tiempo libre y exponiendo, participando en colectivas que se mostraron en Madrid y en Barcelona.
¿Cómo corrieron aquellos años?
Me contrataron para diversos tipos de trabajo, repartí publicidad, trabajé en una pizzería, en el zoo. En 1998 entre en una empresa especializada en la creación de webs y coincidió con que les otorgaron un premio de Kronenburg cerveza, en el tiempo libre seguí exponiendo, en Almería, Madrid, Alicante, Zaragoza.
También aceptaba encargos de diseño, cartelería, web, trabajando desde casa para Port Aventura y otras empresas.
En ese periodo había conocido ya a mi marido Peio y después de unos meses nos marchamos a vivir a una casa suya en El Roc de Sant Gaietà en Roda de Bará, en plena playa, vivimos unos siete u ocho años y yo continué trabajando desde el hogar. Expuse en Tarragona y en San Sebastián. En 2006 nació mi hija Martina, en Barcelona.
¿Qué sensaciones experimenta cuando pinta?
No sé si es la búsqueda constante para encontrarme. Me imagino que eso les ocurrirá a más personas. Pinto mujeres que te miran fijamente, como si esperasen respuestas con su mirada y de quien las observa. La pintura me ha servido para expresar sentimientos profundos. El dibujo, la pintura, la cerámica, me relaja y en ocasiones me ayuda a evadirme.
En 2009 ofrecen un trabajo a su marido y se desplazan a Mallorca…
A Peio le contrataron para poner en marcha una nueva sede de la compañía Microsoft en Mallorca.
Se inauguraría en el parque empresarial Parc Bit (Parque Balear de Innovación Tecnológica), como nuevo centro de innovación especializado en el apoyo del desarrollo de las aplicaciones tecnológicas destinadas al turismo. El objetivo, así se explicó en la inauguración en mayo de 2009, era convertirse en una referencia mundial mejorando la productividad de las empresas y lanzando innovadores servicios, así como repercutir en la competitividad del sector.
Todo parecía ir viento en popa. En diciembre nació nuestro hijo Telmo y Peio se pasaba el día viajando de un lado para otro. Para no sentirme tan sola con mis dos hijos, volví a realizar labores desde casa para Port Aventura. Unos años después Microsoft abandonaría el Parc Bit y todo el proyecto se fue al traste.
Ustedes continuaron en la isla…
Sí, Peio tuvo que replantearse la vida profesional y yo con mis pinturas haciendo experimentos como pintar sobre piedras, mesas, palés y cierto día se me ocurrió pintar un plato y alguien, me hizo reflexionar sobre eso. Fui a Marratxí y compré otro plato, lo pinté y lo llevé a hornear y desde entonces. Me compré un horno de baja temperatura, y aprendí a manejar el barro manualmente y ahora hago todo tipo de objetos, platos, jarras, bandejas, etc.
Durante el confinamiento elaboré una serie de cerámicas que titulé: Smile y a medida que voy avanzando voy creando nuevas piezas y series y trato de darles un toque de individualidad para que no pierdan su condición de calidad artística y de exclusividad.
Y en cuanto a su pintura…
He pintado, al óleo, acrílico, acuarela, he usado pinceles, espátulas, para desarrollar una obra que yo siempre analizo desde un punto de vista fantasioso, surrealista a veces. Me gusta dibujar figuras femeninas y tener la sensación de que vuelan en el interior del mar. Me llama la atención la gravedad. Soy perfeccionista y siempre intento mejorar en la próxima.
En sus dibujos la anatomía no puede contemplarse desde una perspectiva que no sea desde ella misma, su idioma cromático tiende a espesarse en un armoniosa concordancia, a dejar que los movimientos de sus protagonistas dispersen los colores por doquier.
Hablemos de sus aficiones…
Mi mayor afición es todo lo que atañe a mi familia, mis hijos son deportistas y me queda poco tiempo libre, salir con los amigos, la pintura, la cerámica, el cine, el diseño y la animación. Soy una mujer sencilla, pacífica, sin envidias y que de lo que más disfruta es de reír.
Unos apuntes más concretos en cine, música y gastronomía.
Me apasionan por el diseño las películas de dibujos animados, especialmente Coco, por la historia que cuenta y como suceden las cosas al protagonista Miguel en la Tierra de los Muertos. En cuanto a música mis gustos son de lo más variado, me gustan Ramones y también la canción francesa o la italiana en sus estilos más románticos. Por ejemplo el mes de junio actúa el grupo mallorquín Antonia Font y tenemos las entradas para verles. Y en cuanto a la gastronomía es exagerado lo que disfruto comiendo platos de lo más variopinto, del país vasco, de Mallorca, de Italia, de Andalucía, de Japón, de la cocina francesa, no acabaría nunca.
¿Quién formaría parte de su selección de artistas?
Marc Chagal, Bansky, Modigliani, Lita Cabellut, Barceló, Tapies.
¿Qué proyectos están en su hoja de ruta?
Estoy participando en varias colectivas al mismo tiempo y tengo muchas ganas de poner en marcha una idea que tiene que ver con la ilustración y la cerámica.
Y si un día pudiera, me gustaría que se cumpliera un sueño; ser ilustradora de cuentos para niños, saber dibujar con trazo infantil, o conseguir ilustrarlos con dibujos de diferentes niños y convertirlos en libros de lectura para niños de Mallorca. La pintura y el dibujo, estimulan la comunicación y desarrollan las habilidades creativas y la expresión.
En su estudio apenas tiene unas piezas de pintura, por tanto solo me atrevo a colocarme junto a unas figuras femeninas que vuelan sin alas por el interior de un sueño. Ocurre en el fondo del mar y venciendo la ley de la gravedad quedan suspendidas en el aire, la presión del mar no ejerce su fuerza natural en ese espacio. En el imaginario descubro estrellas brillantes que las acompañan, advierto templanza, caras sonrientes que nos saludan a cada paso. Ana juega con sus pinceles entre la fantasía y la realidad y apenas unos segundos después de pulular por las constelaciones, me atrevería a decir que alguien había agitado una varita mágica.
Cómo artista, madre, mujer, como ciudadana. ¿Hay algo que le preocupe especialmente?
Me considero un ser sensible y sufro por muchas cosas. Fíjese, ayer murió un caballo en plena ciudad debido al golpe de calor y eso me afecta. La gente que a veces comenta una queja y no se da cuenta de que otros están peor, las noticias sobre la guerra en Ucrania, los conflictos que se arrastran en algunos lugares del mundo desde años, la falta de alimentos y el retroceso en la educación en tantos países. ¡Uf! Y tantas cosas más.
Llegó la hora de aceptar la invitación y tomarnos esas cervecitas que Ana nos había ofrecido a nuestra llegada. Hicimos un repaso mental y brindamos por las cosas buenas de la vida, con recuerdo para Jaime Roig de Diego, el amigo común que nos había puesto en contacto.
Mientras Francisca y yo, caminábamos hacía la salida, noté un clic a nuestra espalda. A esas horas parecía que el sol quisiera achicharrar el universo.
Texto: Xisco Barceló
Fotografías: Francisca R Sampol