OPINIÓN

Delante de la UIB no acosan; delante de un abortorio, sí

Agustín Buades | Domingo 17 de abril de 2022

Resulta que a empujones y con violencia unos estudiantes impiden que se presente en la UIB un libro sobre la transexualidad y no pasa nada, pero otros estudiantes van a rezar delante de un abortorio y les pueden condenar hasta a un año de cárcel.

Unos, “con actos molestos, ofensivos, intimidatorios o coactivos” (texto de la modificación del Código penal para los que rezan delante de abortorios) impidiendo la presentación de un libro, por lo visto, no acosan, y los que pacíficamente van a rezar, sí acosan.

Y todo eso puede ser así por la Ley orgánica 4/2022 de 12 de abril, publicada en el BOE el pasado miércoles 13 de abril, donde se modifica el Código penal para penalizar el mal llamado 'acoso' a las mujeres que acudan a clínicas para abortar. Y la pena será de tres a un año de prisión o de trabajos en beneficio de la comunidad de 31 a 80 días.

Cuando una sociedad permite tal situación indica que es una sociedad que está enferma, perdón, muy enferma. Y, por consiguiente, los políticos que aprueban estos latrocinios también lo están, reflejo de dicha sociedad.

“Rezar frente a las clínicas abortistas está genial” es el lema de la campaña que promovió AcP, resaltando el derecho a defender a los más vulnerables. Las marquesinas recordaban que en España se practican más de 99.000 abortos cada año, y que “el delito de los que rezan frente a los abortorios es querer salvar alguna de estas vidas”.

La premisa de la campaña que se lanzó hace unos meses por 33 ciudades españolas se basaba en el derecho al rezo de quienes se concentran ante las clínicas. La imagen de los convocantes era la de una concentración pacífica por parte de personas que buscan ayudar a las mujeres.

Este movimiento surgió en 2004, en Estados Unidos, y este año se promovió en España. El objetivo no es otro que rezar en silencio “por el fin del aborto”.

Todo lo que no les va bien, ideológicamente hablando, a los que se autoproclaman 'progres', lo prohíben e incluso lo condenan a penas de prisión. Los que se llenan la boca con la libertad de expresión de algunos, miran hacia otro lado con excusas pueriles, como las de la ministra Montero, cuando no les conviene, ya que se les está desmontando el chiringuito del supuesto, e inexistente, derecho a abortar.

Ni una sola condena de estos a los actos de la UIB, donde sí se acosó con actos molestos, ofensivos, intimidatorios y coactivos la presentación de un libro.

Si queremos que esta sociedad sane, ya es hora de que los que nos gobiernan actualmente pasen unos lustros en la oposición y podamos devolver la dignidad a las personas, a quienes dicha dignidad se les está hurtando a base de censura ideológica.


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