Muchos analistas lo habíamos avisado. La calamitosa gestión política del alcalde de Palma iba a pasar factura electoral a los socialistas más allá de Cort.
Esta pasada semana se han publicado sondeos que evidencian que el batacazo del Pacte en Ciutat nos aboca a un probable pacto PP-Vox, que únicamente podría evitarse con un buen resultado del centro político local, si es que este espacio consigue reorganizarse, presentarse unido y alejado de las cansinas fantasías del soberanismo.
Pese a las advertencias, Francina no movió pieza en su día e Hila fue ratificado como candidato a la alcaldía de Palma por la dócil estructura del partido. El poder alimenta sumisiones y disciplinas impensables. Es muy fácil ganar unas elecciones cuando encabezas la lista de una marca tan potente como la del PSOE, tu adversario está descompuesto y tú estás dispuesto a pactar con quien sea con tal de llegar al poder. Solo así se explica que un tipo como José Hila, que en la vida civil probablemente no sería votado ni como presidente de escalera, y al que ningún empresario cuerdo le ofrecería responsabilidad alguna, haya llegado a dirigir la octava capital española.
Pero la podredumbre moral e incapacidad de sus socios comunistas, los delirios de sus colegas de Més y un rearme del centroderecha provocado por las nefastas políticas del gobierno de Pedro Sánchez y por los errores de Francina Armengol acabarán, con toda probabilidad, con la carrera política de este inesperado líder del socialismo palmesano, digno ejemplo del principio de Peter. Aun así, seguramente a Hila no le quede otro remedio que permanecer en la oposición la próxima legislatura, porque difícilmente encuentre quien le de trabajo.
Lo que parece seguro es que, si la tendencia de los sondeos se mantiene, Hila lastrará tanto el resultado autonómico del PSIB que probablemente se lleve consigo al fondo a Armengol, a quien -presumo- salvará alguna puerta giratoria.