Hay días en los que uno se coloca (aunque sea en pijama) en frente del teclado del ordenador, dispuesto a desarrollar un determinado contenido que sirva para la configuración de un artículo de corte periodístico.
Hoy se produce, precisamente, una de estas jornadas. Estoy -en estos momentos precisos- delante de la pantalla del computador y me habilito (en pijama, sí) para pergeñar un nuevo escrito para este mi periódico MallorcaDiario.
Existen dos posibilidades: una, que cuando me siento a redactar ya traiga conmigo (en mi cerebelo) el tema escogido sobre el cual voy a desplegar parte de mi inteligencia en forma de un texto de prensa, ya sea porqué he leído algo en los diarios que me ha llamado la atención o bien porqué, durante la semana, haya observado algo curioso en mi entorno o dentro de los parámetros sociales o comunicativos que me de pie a interpretaciones personales sobre la cosa en cuestión; o, dos, que, una vez con los dedos al acecho de las letras virtuales, no se me ocurra nada que contar, o sea que, mi mente está en blanco y las potenciales ideas brillan por su ausencia (tal como los pelos en mi caparazón craneal). Este último, es mi caso en el día de hoy, en los albores de un noviembre caluroso y con escasas castañas a causa del cambio climático.
Total, que no tengo tema y me propongo citar algunas posibilidades negativas de afrontar mi reto semanal. Me refiero a que, en no teniendo ningún tema concreto para desplegar, paso a invocar algunos asuntos de los que no vale la pena comentar nada de nada.
Es notablemente absurdo aludir a la ancestral polémica entre los partidarios de las “castañadas tradicionales” y los adictos al Halloween anglosajón. Parejamente, es insensato escribir sobre los incondicionales de los regalos de Navidad vía Reyes Magos o los categóricos defensores del “Árbol de Navidad”. De hecho, ya se ha publicado todo aquello que pudiera ser objeto de comentarios críticos sobre dicha polémica. Nada nuevo bajo el sol.
Sobre los últimos 30000 votantes que -según las últimas encuestas políticas- vuelven al redil de sus antiguos “amos” del Partido Popular, después de haber hecho el viaje contrario, tampoco vale la pena valorar este trasiego, ante la previsible catástrofe electoral del partido “naranja”. Nada se puede aportar al respecto. Los que se quedan en Ciudadanos viven bajo el optimista lema latino del carpe diem.
La serie de moda “El Juego del Calamar” ya no da más de sí. Las reseñas y comentarios críticos sobre esta salvajada audiovisual ya se han expuesto a mansalva en todos los medios de comunicación públicos, privados o extraterrestres. Hay que abstenerse de seguir dando el “coñazo” y empezar a prepararse para la próxima operación de marqueting globalizador. Los contertulios o los “cuñaos” de turno ya han dado sus adversas opiniones y se han quedado tan anchos. A por otra...
¿Y qué hay de la tan cacareada “Crisis Climática”? Pues que “to er mundo e güeno”, que el papel mojado es el material usado para discutir sobre el tema que la niña prodigio Ernman Thunberg puso de moda hace ya unos añitos, que Rusia y China no participan de la Cumbre de Glasgow y que aquí paz y después gloria. Además, todo el mundo opina y nadie sabe de la misa la mitad. Mejor no “meneallo” y torear los próximos tsunamis psicodélicos como se pueda.
Para la próxima semana, procuraré portarme bien y sacar a relucir un temazo que les impacte ferozmente. Obviamente, los temas citados hoy quedarán fuera de juego.