OPINIÓN

Ladrillos que transmiten sufrimiento

Pilar Carbonell | Domingo 05 de septiembre de 2021

Sin buscarlo elegimos el día uno de septiembre, aniversario de la invasión alemana a Polonia para visitar los campos de exterminio Auschwitz-Birkenau. Diría que es una visita distinta, una mezcla de curiosidad, incertidumbre, estupefacción, angustia y horror que cuesta traducir en palabras. Ante ti la tan fotografiada entrada con el falso mensaje “Arbeit macht frei” (el trabajo te libera).

Es un día gris de lluvia, la tenue luz del lugar parece incluso pensada para situarte en ese cruel momento de la historia.

El relato de lo que allí pasó te deja más frio que el propio tiempo en Polonia.

Pone la piel de gallina estar en el mismo lugar, quizás de pie en la misma baldosa donde alguien sufrió para vivir y más incluso para morir.

La historia te recuerda que no hace tanto tiempo desde que ese lugar fue escenario de una de las peores atrocidades de la humanidad, el exterminio de mas de un millón de personas inocentes de forma premeditada, espeluznante y macabra. Ante tus ojos los mismos edificios que alojaron a todas esas personas y objetos personales originales que pertenecieron a las victimas.

Los farolillos que aun indican el número de barracón contienen cientos de insectos que tal vez fueron testigos del terror. El vagón de tren parado en la misma vía por la que circuló miles de veces y que las fotografías te ilustran que de ellos bajaban más cadáveres que personas con vida.

Muchos objetos y detalles, quizás demasiados que hacen que en algún momento el estómago te recuerde que no lograrías jamás comprender como hay seres humanos capaces de llevar a cabo semejantes atrocidades. El simple recuerdo del sufrimiento de hombres, mujeres y niños te altera la respiración, te flaquean las piernas incluso te provoca nauseas.

Es increíble ver esas paredes de ladrillo rojo que en un día de lluvia parecen llorar, intentando deshacerse como si quisieran olvidar el pasado. La visita dura unas tres horas y es inevitable pensar como es posible que no hayamos aprendido nada aun a día de hoy, testigos de ese horror. Si tienen ocasión hagan la visita y juzguen ustedes mismos que esto es tan sólo mi humilde opinión.


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