OPINIÓN

¿A qué esperan?

Jaime Orfila | Sábado 17 de abril de 2021

Llevamos un año acosados por una epidemia sanitaria. Hemos ido aprendiendo, con esfuerzo y dolor, que el distanciamiento social y la mascarilla son imprescindibles para controlar la cadena de contagios. Se ha evidenciado que la movilidad tiene una relación directa con los índices de progresión de la epidemia.

Hemos constatado que el seguimiento de los índices acumulados de contagio consiguen una estimación ajustada de la tendencia y la previsión de ingresos hospitalarios y víctimas.

Que para dar consistencia a las medidas de contención se necesitan grandes dosis de compromiso, sistemas de información ágiles, trabajo en equipos multidisciplinares, habilidades para tratar la complejidad y un soporte legal ajustado a decisiones con consecuencias sobre las libertades y el tejido productivo.

Hemos ido comprobando, a pesar de la gravedad de la situación, que en la naturaleza y el sentido de las decisiones prima el interés electoral partidista a los beneficios sobre la salud y los ciudadanos.

Que la coordinación entre las autoridades sanitarias nacionales y supranacionales es francamente mejorable.

Que se toman decisiones ajustadas al estado de presión ambiental independientemente de la racionalidad y base científica de las mismas.

Que estamos llegando al final del periodo de alarma, dejando atrás millones de contagios y miles de muertos abocados a la improvisación y ajustados a la dictadura de la aritmética. Pendientes del grado de interés y de la capacidad de chantaje de aquellos a los que les importa poco o nada la unidad de España y el progreso de
sus ciudadanos. Pendientes del estado de salud del pacto entre los que buscan la tensión y la radicalidad.

PP y PSOE representan a la mayoría de los españoles. Solo de ellos depende una ligera modificación del articulado vigente de la Ley de Salud Pública que permita ajustar la legislación a las necesidades de la epidemia. Adecuarla a la situación epidemiológica de los territorios, mantener el equilibrio entre las libertades individuales y el interés general sin tener que acudir, a partir del 9 de mayo, a normas orientadas al control de situaciones bélicas como el Estado de Alarma.

¿A qué esperan?.

Buen finde


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