OPINIÓN

El poder de la información

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Jaime Orfila | Sábado 10 de abril de 2021

Llevamos un año bajo la influencia de una pandemia viral que está convulsionando al mundo. Bajo los efectos de un germen acelular e inmóvil, que necesita de las células humanas para replicarse y que solo se traslada donde lo llevan las personas infectadas. Estamos inmersos en una sindemia que está generando enfermedad, muerte y empobrecimiento

Se identificó el virus con rapidez. Se han desarrollado métodos de inmunización activa a una velocidad desconocida en la historia de la humanidad. Las armas para vencerlo están disponibles desde finales del año pasado. Nunca la ciencia y la empresa ha sido tan diligentes en el control de una infección.

No debemos olvidar que las epidemias han sido durante siglos las enfermedades que más muertes han causado y las que han diezmado sistemáticamente la población mundial. En la vacunación están depositadas las esperanzas de controlar y reducir los contagios. La velocidad de la cadena de inmunización es de vértigo. Las diferencias entre territorios son muy importantes. El eslabón limitante general actual es el de producción. El tiempo de transferencia de tecnología y la puesta en marcha de los medios productivos es de meses. Evitando cualquier comparación, cabe recordar que la producción de mascarillas y EPIS sufrió el mismo fenómeno y la empresa lo superó con facilidad.

La capacidad de producir vacunas, para la demanda global, llegará a su propia velocidad de crucero a lo largo del verano. En estos meses, las decisiones de gestión y la financiación son las que generan ventajas competitivas y diferencias en la inmunización entre poblaciones. La selección de los colectivos a vacunar, la planificación del proceso, los sistemas de información poblacional y sanitarios, la diligencia en la logística, la celeridad en la operativa y la confianza en las vacunas.

Esta semana hemos podido comprobar como la gestión informativa sobre unos efectos secundarios muy poco frecuentes ha condicionado la renuncia directa a la inmunización de dos de cada tres personas citadas.

La pandemia tiene paralizado el país. Deberíamos tener a los mejores profesionales trabajando día y noche en los ámbitos estratégicos de su gestión sin importar el color ni la ideología.

Si la administración fuera sólida, solvente y profesional los inevitables efectos de interés partidista no se convertirían en un mecanismo de distorsión y freno. El charlatanismo, las decisiones arbitrarias y la falta de rigor en los planteamientos informativos oficiales están en la base de la desconfianza de la población en las vacunas actualmente aprobadas. Buen finde.


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