El informe establece que un adulto no debería consumir más de 40 raciones al año de estos pescados, mientras que los niños menores de diez años y las mujeres embarazadas deben excluirlos completamente de su dieta.
Los resultados, publicados en la revista de la OCU correspondiente a la edición del mes de abril, revelan, además, una presencia media de mercurio en otros pescados habituales en la dieta, como el bonito del norte, la lubina y la merluza.
El estudio afirma que en estos casos el contenido en mercurio “no es desdeñable”, e invita a alternar su consumo con otras especies en las que la presencia de este metal pesado sea bajo
En cuanto al resto de especies analizadas, la investigación ha certificado que apenas existía contaminación por mercurio, por lo que su consumo no presentaría riesgos para la salud.
De hecho, cuando los niveles son bajos, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) aconseja tomar tres o cuatro raciones a la semana, alternando diferentes tipos de pescados, moluscos o cefalópodos. Su aporte nutricional, rico en proteínas, vitaminas y minerales, es fundamental para mantener una dieta sana.