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África Juan o el efecto salino del rumor del mar

Xisco Barceló | Sábado 30 de enero de 2021

Esta semana el equipo de MD Arte nos dirigimos al municipio de Calvià. La artista África Juan nos recibiría en su estudio de Santa Ponsa, feliz porque el Ajuntament de Calvià acababa de comunicarle su selección para participar a finales de enero de 2021 en la exposición “S.O.S. Salvemos el mar” junto a otras dos artistas, dónde presentaría una serie de obras críticas sobre el mal trato humano que recibe el mar y en consecuencia los fondos marinos.



África nace el 7 de marzo de 1966 en Palma, hija de Bartolomé Juan, profesional del turismo que fue el director de hotel más joven que tuvo Mallorca y de Margarita Fornaris, de profesión perito mercantil que se incorporó al negocio familiar. Ese mismo año, se publicaba; “A sangre fría” de Truman Capote, “Cinco horas con Mario” de Miguel Delibes, “Un hombre para la eternidad” de Fred Zinnemann se hacía con el Óscar a Mejor película. Se estrenaba “Historias para no dormir” de Chicho Ibáñez Serrador y junto a Embrujada y Flipper convocaban al público televisivo. Se iban, Walt Disney, Buster Keaton y Alberto Giacometti, llegaban, Romario, Miguel Ángel Nadal, Pau Donés, Helena Bonham Carter, Robin Wright, John Cusack. En San Francisco, The Beatles tocaban su último concierto. Se estrenaba “Los 40 principales”. Irrumpía la minifalda, en España un litro de leche valía 8 pesetas, una entrada de cine 26 pesetas. Comenzaba la construcción del World Trade Center.

Mi padre tenía siete hermanos y vivían en una bonita casa a orillas del mar, dónde aún no existía el paseo marítimo de Palma. Mi abuelo la convirtió en un pequeño hotel al que quería haber nombrar Helvetia, pero por motivos burocráticos optaron por un nombre más convencional; Hotel Nacional. Se enamoró de una vecina hija de un marino y siendo muy jóvenes contrajeron matrimonio. Él con 22 años y ella 20. Mi madre había sido una buena estudiante y en pocos años se vio convertida en matriarca de una familia numerosa. Tuvieron cuatro hijos y ocho años después del nacimiento de mi hermana llegué yo. Según contaban mis padres fui la hija inesperada, aunque como a mis hermanos me dieron mucho amor.

Por aquel entonces en el barrio de Son Armadams, el hogar había quedado pequeño, África tenía cinco años y se trasladaron a una casa de campo que sus padres habían construido en el municipio de Calviá.

Mis padres siempre fueron muy trabajadores y previsores en lo profesional y en lo privado, procurando la unión de la familia y doy gracias por aquella educación porque me ha ayudado a saber valorar las cosas más importantes a la hora de tomar decisiones.

Intente dibujarnos unas escenas de cómo vio transcurrir su infancia.

Me costó poco acostumbrarme a habitar en el campo. Nos fabricábamos cabañas, jugábamos en verano en la playa dibujando en la arena, moldeando castillos. Con mi padre me apasionaba ir a las rocas y coger “cornets” y cangrejos, esquivando los erizos de mar. Mis mejores recuerdos me llevan a las comidas familiares con mis hermanos. En invierno después de las lluvias salíamos a buscar setas y caracoles. En Navidad (antes se podía) cogíamos musgo en un lugar secreto y mi padre que era un “manitas” construía un belén de escenografía insuperable. Yo disfrutaba de ayudarle y jugar con las figuras.

Se siente afortunada con aquella alegre infancia en la que le encantaba dibujar todo, revistas, periódicos o todo aquel papel que caía en sus manos, cualquier objeto incluso sus libros de texto eran utilizados como lienzo y eso a sus padres les confundía.

Y aun así me regalaban pinturas y materiales de bellas artes. Mi padre me hizo un caballete que aún conservo y cuando tenía trece años mi madre me matriculó en Dibujo Artístico en la Escuela de Artes y Oficios de Palma y me acompañaba por las tardes desde Calviá para que yo disfrutara y a la vez adquiriera conocimientos académicos del arte. Yo en esos momentos no era consciente del esfuerzo que eso suponía para ella, tras sus largas jornadas de trabajo. Tuve que ser madre para darme cuenta. Ella sabía por las notas en plástica y por la profesora de dibujo Consuelo Fernández que yo apuntaba maneras. A mi madre a la que siempre he estado muy unida, tengo tanto que agradecerle.

Corría el principio de los 80 y era época de importantes avances en el terreno tecnológico con el descubrimiento del primer PC o el Internet. Michael Jackson se erigía como el rey del pop. El sida se expandía por el mundo como una mancha de aceite. Un frustrado golpe de estado asustaba a la reciente democracia española.

Eran tiempos de su adolescencia…

Los jóvenes disfrutábamos de un largo tiempo estival y vivíamos ajenos a ciertas cuestiones. Pasábamos el día manejando tablas de surf en la playa. Nuestro lugar preferido era una playa de Portals Nous, junto al Delfinarium (hoy Marineland), donde a veces quedábamos a contemplar las noches estrelladas y de luna llena. No había edificios cercanos y apenas gente. En una de esas veladas navegando a vela ligera con una pandilla de amigos y en mitad del trayecto entre Portals Nous y la Playa del Mago, jugábamos a pasar de una barca a otra y una de las veces bromearon con raptarme y casi me caigo al agua y en mitad de aquella oscuridad apareció una pareja de la Guardia Civil que nos mostró su intención de llevarnos al cuartelillo. Al final nos hicimos amigos y compartimos torrada y fiesta.

Al darse cuenta de que tiene facilidad para entenderse con los turistas y amigos extranjeros, opta por realizar la carrera de turismo. Viaja a Inglaterra y a Alemania para aprender y perfeccionar la lengua.

En el país germano trabajé en una oficina de administración y convencí a mis compañeros de ocuparme de los recados de la empresa con la intención de practicar el idioma. De regreso a Mallorca me incorporé primero a un hotel y posteriormente a una agencia de viajes receptora de turismo suizo. Con el tiempo me hice autónomo y al disponer de mi carnet de Guía Oficial de Turismo, ejercí unos años de guía intérprete para Ultramar Express de Paguera. Era muy perfeccionista y me preparaba las excursiones a conciencia. Recuerdo un día que quedé con unos turistas alemanes en la estación del tren de Sóller que al jefe de grupo solo le habían informado de mi nombre (África) y el pobre buscaba a una persona de raza negra. Fue una situación chocante.

A la edad de 27 años se casa con Antonio Rossell uno de aquellos amigos de juventud, al que reencontró tras años sin verse y del que se enamoró.

Nos casamos y pronto aumentó la familia. Por incompatibilidad de horarios dejé mi trabajo. Mi marido a veces tenía guardias de 24 horas y yo no podía perderme aquel tiempo de ser madre. Después del tercer hijo aproveché mi retiro, estudié ruso durante tres años para cuando regresara al mundo laboral. En tiempo libre volví a pintar y asistí a clases y talleres de abstracto, grabados y de vitrales con Dori Herreros, Nuria Descastell, Marcos Vidal y Pía Bartolí. Nunca más volví a las excursiones y mi hobby se convirtió en mi nueva profesión. Toni me ha hecho muy afortunada al apoyarme y animarme a conseguir superar mis metas. Me siento rodeada de amor con la familia, amigos, salud y trabajo. ¡Qué más puedo pedir!

Por su profesión y a nivel personal ha visitado numerosos países ¿Cómo aprovecha su tiempo cuándo viaja?

He tenido la suerte de poder viajar. He estado en muchos museos, algunos de ellos fantásticos, como el Hermitage de San Petersburgo o el Metropolitan o el MOMA de Nueva York, donde me hice una foto con uno de mis obras favoritas, “el Bodegón con flores” de Juan Gris. Espero algún día poder pintar algo parecido, pero soy consciente de que aun no he llegado a ese momento. Visité también el TATE Modern, la National Gallery en Londres, el Museo d’Orsay en París, maravillosos los impresionistas, mis favoritos. En Ámsterdam, el museo Van Gogh entre otros; la Neue y la Alte Pinakothek en Múnich y por supuesto, muchos nacionales, repetidas veces, como El Prado, el Thyssen y el Sorolla, en Madrid. En Cataluña, el Dalí, el Picasso, el MEAM, EL Museo de Arte Moderno y el MACBA. Me gusta vivir fuera de la ciudad y estar ligada a la naturaleza. Eso no quita que disfrute acudiendo a exposiciones cuando puedo y otras actividades culturales.

¿Qué importancia tiene para usted la amistad?

En el arte he hecho buenas amistades y algunas especiales y duraderas, como con la artista Pilar García. Admiro a muchos de mis compañeros artistas por su arte y como personas. Estoy contenta de haber participado en colectivas con muchos de ellos y agradezco a los comisarios que hayan contado conmigo tanto a nivel nacional como internacional.

Desde su primera exposición en el Hotel Cuidad Jardín han venido una tras otra. Ha cubierto casi la totalidad de localidades de Mallorca y en su recorrido por algunas capitales como Málaga, Madrid, París, Estocolmo, Milán, Niza, La Haya, Ámsterdam, ha quedado constancia de su hacer.

Me dedique a ser madre hasta los 35 años y tras esa etapa me reencontré con mi pasión. Ahora busco la soledad para pintar, acompañada solo de música. En mi estudio van surgiendo obras tanto en mis figurativos como en mis abstractos que cada vez ocupan más espacio con influencia del mar, mando mensajes de liberación, me lamento por el mal que le estamos infringiendo por parte de algunos humanos.

Cuándo era más jovencita se aficionó a visitar exposiciones, sobretodo le encantaba ir al estudio de su tía, Caty Juan de Corral que era el seudónimo que utilizaba como pintora, escritora, periodista y experta en gastronomía. Su verdadero nombre era Catalina Juan Servera, nació en 1926 y falleció en 2014 en Palma. Publicó novelas, cuentos y libros de cocina. Colaboró en diarios y revistas nacionales y locales, realizando una interesante tarea de documentación con la gastronomía y repostería balear. Su pintura se caracterizó por ser el exponente más ejemplar de la figuración mallorquina, con enérgicos colores y la fuerza de sus dibujos. Practicó el grabado, la escultura, el tapiz y la cerámica. Destacan de entre sus múltiples exposiciones individuales y colectivas, sus obras expuestas en el Museo del Grabado de la Biblioteca Nacional de Madrid y en la colección de la Duquesa de Alba. Perteneció al Grupo Tago.

Además de visitar exposiciones…

¿Qué otras aficiones mantiene en pie?

Soy lectora de best seller, Dominique Lapierre: Más grande que el amor, Carlos Ruiz Zafón : La sombra del Viento, Marina, Noah Gordon: Chaman, El médico, María Dueñas: El tiempo entre costuras, Misión Olvido, Ken Follett: Un mundo sin fin, La caída de los Gigantes, Matilde Asensi: Todo bajo el cielo, Stierg Larsson: Los hombres que no amaban a las mujeres, Jean M. Auel: El clan del oso cavernario, Los cazadores de mamuts, Eva G Sáenz de Urturi: Trilogía de la Ciudad Blanca, Los ritos del agua, Almudena de Arteaga: Capricho, son libros que he devorado y soy adicta a la música, por regla general al pop de Elton John, Phil Collins, Ana Torroja, Laura Pausini, Mark Knopfler, Adele, Eric Clapton, Sade, entre otros.

Y a esas aficiones le añadimos lo que denomina hobbies; dibujar divagando después de comer, momentos de relax antes de regresar al estudio, la experiencia gastronómica de cocinar sin prisa, escuchar el sonido del mar preferentemente temprano entre las 8 y las 10 de la mañana, navegar, escapar con su marido a Menorca (tierra de sus abuelos maternos) y recorrer el Camí de Cavalls.

Dígame de su lista, algunos de sus artistas referentes…

Es una lista larga pero entre ellos están Juan Gris, Juan Genovés, Sorolla, Dalí, Caty Juan, Joaquín Torrents Lladó, Riera Ferrari, Luis Maraver, Dolors Comas, Ángeles Cereceda, Ricard Chiang, Jorge Cabral, Jaime Plensa.

Llegó el momento de un receso y mientras África nos preparaba una taza de chocolate caliente y Francisca aprovechaba para hacerle una curiosa fotografía, le vino a la cabeza una anécdota en la que parece que hay gente que cree que el arte puede venderse a granel o al corte.

Fue en una de mis primeras exposiciones en la que me sentía satisfecha por la asistencia y por el resultado. Se me acercó una señora muy elegante y me dijo que le gustaba parte de una obra y que quería comprarla. El caso es que literalmente era así, su intención era llevarse a casa ese fragmento de tela. Me quedé perpleja. Ya pueden imaginarse mi negativa respuesta.

Considera que está en deuda con el mar ¿Por qué?

Sencillamente porque toda mi vida artística ha girado en torno a la inspiración que el mar me ha proporcionado y yo he mostrado el aspecto más dulce, pero es el momento de actuar. Llevo más de tres años con una colección que titulé; “S.O.S. Salvemos el mar”, consciente del maltrato al que es sometido. Una llamada de atención, contra quien no tiene reparos en abandonar desperdicios en cualquier parte, en tirar una mascarilla lo lo que sea. Todo va a parar al mar de manera incontrolada y muchas de las veces por incivismo. Me duele, me produce tristeza y rabia.

De esta serie presentó una primera entrega en el espacio de arte Alma Vintage con motivo de la Nit de l’Art de Palma 2018, exhibiendo dos caras bien distintas. Un mar bello y apacible y otro oscuro y herido.

Esta colección ha crecido con mi afectación, yo desde joven disfrute de la quietud y nitidez de las aguas y con los años he visto como se enturbiaban, redes, plásticos y cientos de objetos artificiales alteran la fauna marina. Presenté mi proyecto a una convocatoria del Ayuntamiento de Calviá y fue seleccionado para la exposición del pasado 22 de enero. Con “S.O.S. Salvemos el mar” pretendo hacer una llamada a la conciencia de la gente, creo que todos tenemos la obligación de implicarnos.

A sus lienzos los envuelve el mar, los rodea de azul, los aromatiza con maresía, los condimenta con sal, los empuja hacia lo inconmensurable, los coloca frente a una sinuosa banda sonora, veleros, rocas, amarres, nudos, los recibe la espuma blanca y un verde esmeralda que las olas arrastran hasta la orilla. Pero de un tiempo a esta parte siente que este mundo en calma ha cambiado. Sus óleos, sus acrílicos, sus técnicas mixtas, sus collages, sus texturas que otrora eran cristalinos, ahora se tornan sombríos. Sus espátulas y pinceles describen extensiones lúgubres que se ciernen sobre la inmensidad de los océanos, sus abstracciones y figuraciones expresan padecimiento. Su ecosistema es invadido por plásticos que flotan y navegan hasta las profundidades que albergan toneladas de basura. África Juan reivindica, clama atención, grita una súplica desgarradora, antes de que el impacto a la naturaleza marina sea irreversible.

Ponemos punto y final a esta jornada y regresamos a Palma con la sensación de que el mar ha enrojecido.

Más información: web www.africajuan.com Instagram: africajuanart

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