OPINIÓN

Viajar en silencio

Opinión mallorcadiario.com

Jaime Orfila | Sábado 23 de enero de 2021

A partir de ahora vamos a viajar en el metro y en el autobús, en silencio. Con el smartphone en el bolsillo. Solo se podrá utilizar para consultar medios y usar redes. No se podrán realizar ni recibir llamadas. Está comprobado que hablar aumenta la exhalación de virus de los pacientes infectados. Gritar o cantar en espacios cerrados incrementa el riesgo de contagio. También en la oficina. Y lo sabemos. Basta recordar, que en un par de horas, una sóla persona contagió a otras 52, durante el ensayo de un coro con 61 integrantes, en el Estado de Washington, en un ensayo de dos horas y media.

Un sólo enfermo, en un sólo trayecto largo, sin medidas de aireación, puede infectar a la práctica totalidad de los viajeros que no hagan uso de mascarillas. Un sólo trabajador infectado, en un entorno de trabajo interior, con climatización sin filtros, sin medidas de aireación y sin mascarillas protectoras puede infectar a la práctica totalidad de los compañeros de trabajo que no usen mascarillas adecuadas. El número absoluto de contagios estará directamente relacionado con la incidencia comunitaria de COVID.

Es difícil cambiar los hábitos, las acciones simples, comunes, y aparentemente inofensivas. En este caso, se necesita conciencia ciudadana, buenos modales y disciplina. Todas ellas dependen, en exclusiva, de nosotros.

Tampoco es fácil adecuar el número de trayectos al número de viajeros. En algunas líneas, en determinadas franjas horarias, se continúa viajando en modo “lata de sardinas” y las autoridades no toman medidas extraordinarias para evitar que se produzcan estas situaciones.

¿Se aprovechará la situación de catástrofe sanitaria que estamos sufriendo en normalizar los horarios incomprensibles, entre otras, de la TIB, actualizar la información al ciudadano, ajustar los precios, mejorar la formación de los conductores, reparar las rampas para las sillas de ruedas para facilitar los usuarios con movilidad reducida?

¿De verdad nos sorprende que la incidencia de contagios aumente?.

Hoy hace un año exacto que Wuhan, imponente y moderna ciudad del centro de China, de 11 millones de habitantes, quedó completamente confinada y el mundo empezó a temblar. En nuestro entorno, preferimos priorizar unirnos a la jauría humana, política y mediática desatada ante con la intolerable distracción de vacunas, que cumplir, cada uno, en sus circunstancias, con las medidas que contribuyen a mantener los contagios en niveles controlables hasta que la inmunización de rebaño nos haya protegido.

Es nuestra opción, pero no nos hagamos los sorprendidos porque de sorpresivo no tiene nada, el previsible aumento de contagios.

Buen finde.


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