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Juanan Martorell o el talento en un gesto impredecible

Xisco Barceló | Sábado 05 de diciembre de 2020

Corría y sentía la brisa d’Es Carnatge, cantera de marés que sirvió para la construcción de la Catedral de Palma por donde todavía olía a los animales muertos que tiempo atrás desollaban. Barriada del Coll de’n Rabassa, el mar a mi espalda y observaba la trinchera de la antigua batería de la Costa de Defensa Torre de’n Pau, desde sus murallas oteaba Es Caló de Sa Barca Guixera, es cap Romani (El Peñón) y el lejano horizonte. Volvía sobre mis pasos y mis amigos y yo jugábamos a fútbol en la plaza de la iglesia de La Mare de Déu del Carme.

Nace un 13 de junio de 1968, unos meses antes en Checoslovaquia comenzaba el periodo de liberación con; La Primavera de Praga, en Memphis era asesinado el pastor y activista, Martin Luther King. La cantante Massiel conquistaba el Festival de Eurovisión. El mundo asistía a la gran revolución universitaria expresada en el Mayo Francés. Aquel mayo también se celebraba la Quinta edición del Festival Internacional de la Canción de Mallorca, en el Teatre Principal de Palma, con José Luis Uribarri y Marisa Medina como maestros de ceremonias. En junio en Los Ángeles ochos disparos acababan con la vida de Robert F. Kennedy. En agosto se lanzaba al mercado uno de sus más grandes éxitos de la banda de Liverpool, The Beatles: Hey Jude. Hijo de Tomeu, transportista y Margalida, bordadora y aficionada a pintar, la infancia de Juanan transcurrió en la barriada palmesana de Coll den Rabassa, jugando y nadando eternamente.



De niño era la alegría personificada, vivía cerca del mar y estaba todo el día en la playa jugando sin horario. Mi abuelo Francisco fue uno de los fundadores del club náutico de Cala Gamba y fue campeón de Baleares de ciclismo tras moto, antes de que el campeonísimo Guillermo Timoner consiguiera todas sus grandes hazañas. Él, que transportó todo el material para la construcción del campo de fútbol del Lluis Sitjar debió ser quien me inculcó mi amor por el Real Mallorca.

Muchos artistas guardan en la memoria, su primera relación con el arte durante la infancia o adolescencia. Momentos, anécdotas, situaciones. ¿Y usted?

Iba al colegio y como la mayoría de mis amigos, esperábamos el tiempo de recreo para jugar al fútbol. Además en las actividades extra escolares también continuaba persiguiendo la pelota y fue mi madre quien por un tiempo me apartó de tanto fútbol y me enseñó a dibujar. Ella que es una experta bordadora y dibujante, no podía consentir que su hijo fuera un desastre en esa materia en la que suspendía continuamente. Siempre le agradeceré aquellas enseñanzas.

Una vez que acaba sus estudios en el Colegio San Francisco, decide que quiere estudiar enfermería y forma parte de la promoción del 87/90 decantándose por el deporte, con la suerte de que en octubre de 1990 le contrata Tomeu Serra para el Real Club Deportivo Mallorca, como recuperador, integrándose como miembro del equipo médico físico.

En principio me contrataron para el Mallorca B y a los pocos meses el Doctor Roig me llevó a la primera plantilla.

Acababa de dar comienzo la liga de esa temporada 90/91 y el Real Mallorca se había hecho con un buen conjunto para afrontar sus partidos en la primera división del fútbol español, algunos de aquellos jugadores fueron internacionales con la selección española y otros con las de su país; Zaki Badou, Miguel Ángel Nadal, Alvaro Cervera, Claudio Barragán, Zoran Vulic, entre otros. Esa temporada se llegó a la final de la Copa del Rey, perdiendo en la prórroga frente al Atlético de Madrid.


En sus tareas fundamentales debía ocuparse de la prevención de lesiones de los futbolistas y de la recuperación de las condiciones físicas tras una lesión, siguiendo planes y criterios de trabajo específico, coordinando con el entrenador, el preparador físico y el servicio médico, pero pudo dedicarse a otras cosas aprovechando el tiempo en los viajes.

¿Cómo describiría esa experiencia?

Es como si me hubiese tocado la lotería. Mi familia siempre habían sido mallorquinistas y yo de repente me veía en el organigrama del club por el que sentía un verdadero afecto desde niño. Durante la semana se realizaban los entrenamientos y había que estar pendiente de la evolución de los jugadores y los fines de semana viajábamos para jugar los partidos. Yo aprovechaba el tiempo para visitar galerías y museos. Llegué a conocer muchas en diferentes ciudades españolas. Además tuve la fortuna de vivir una época esplendorosa del equipo, jugando partidos de competiciones europeas y eso me permitió visitar otras galerías y museos de países muy variados. Recuerdo los partidos contra Arsenal y Chelsea para los que viajamos con unos días de antelación y me pateé Londres de cabo a rabo.

Trabajó con Héctor Cúper al que define como la persona en la que se apoyó el club para poner la primera piedra que consolidaría su profesionalización futura. Con Luis Aragonés un hombre de fuerte personalidad, con capacidad para dominar todas las situaciones y siempre amable en el trato con el personal. Gregorio Manzano que llegó prácticamente desconocido y en Mallorca consiguió sus mayores logros.

También trabajé junto a Serra Ferrer y destacaría el paso por el club de Bartolomé Beltrán que recuperó la fuerza de la afición y la labor profesional de Mateo Alemany y me quedo con el buen ambiente de trabajo y la cantidad de amigos con los que sigo manteniendo una formidable relación.

Vivió una situación que se convirtió en uno de los capítulos más desagradables de la historia del club y del fútbol en general. En un partido en Son Moix contra el Sevilla FC, el jugador venezolano del Mallorca Juan Arango realiza una maniobra para profundizar hacia la meta contraría y el defensa rival Javi Navarro se cruza propinándole un codazo que le fractura el hueso malar y le produce heridas en el labio superior. La rápida intervención de Juanan Martorell salvó al jugador ¿Temió en algún momento por la vida de Arango?

Nunca temí por su vida. Se estableció el protocolo de emergencia tras el duro impacto. El jugador tuvo una crisis convulsiva y parada respiratoria. Y lo importante es tomar decisiones en un momento en el que todo el mundo quiere dar órdenes. Permaneció unos días en cuidados intensivos reponiéndose del traumatismo craneoencefálico y casi dos meses después reapareció sobre los terrenos de juego.

Vive una curiosa anécdota asistiendo a los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, cuando el jugador de baloncesto Magic Johnson se lesiona con una rotura fibrilar y tiene que hacerle una resonancia magnética en un tiempo en el que en Mallorca, solo se requerían en casos de tumor cerebral. Fue una vivencia inolvidable atender al histórico base de Los Lakers y poder charlar con él.

Tras su paso por el Real Mallorca en el año 2004 acepta una oferta como recuperador del tenista Carlos Moyá. Eso le permite seguir recorriendo el mundo y acrecentar sus conocimientos artísticos, visitando más espacios de arte. Ese año el equipo español gana la Copa Davis en USA. En 2005 regresa al Real Mallorca y en 2006 le contrata Rafa Nadal al que recupera de una lesión ósea en un pie.

Tuve que adaptarme al cambio de ritmo. Los tiempos de entrenamiento y disputas nada tienen que ver con el fútbol. Es un trabajo más específico y de un trato más íntimo. Pero la experiencia con los tenistas la contemplo como una etapa muy positiva.

La vida de Juanan Martorell ha tenido y tiene una extensa relación con el deporte, pero también con el arte y la fotografía, donde ha demostrado ser un artista atrevido y sin contagios. Ha experimentado por sí mismo y la consecución de su obra requiere de una sensibilidad innata que se refleja en sus trazos y en sus mensajes.

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De sus experimentos con la pintura, escultura y fotografía nace en 2016 la primera exposición con un rotundo éxito de asistencia en la que despliega un lenguaje sorprendentemente personal atribuyendo la admiración por ciertos artistas, como Miguel Barceló.

En 2016, ese mismo año en el que hice mi primera exposición, exhibiendo con ciertas dudas mis primeros trabajos, asistí a una doble muestra de Miguel Barceló titulada “Sol y Sombra” y me emocioné al contemplar la riqueza de aquellas cerámicas expuestas en el Museo Picasso de París y posteriormente con las vidrieras en la Biblioteca Nacional de la capital francesa. Considero a Miguel Barceló, un genio.

En esa lista de admiraciones figura el catalán Jordi Alcaraz, un imaginativo creador que juega con elementos y materiales que pretenden despertar la curiosidad del espectador, cristales, espejos, agua, le sirven para reflexionar sobre el volumen, el lenguaje, el tiempo y el uso de juegos de palabra en torno a los poemas visuales de Joan Brossa. También al fallecido pintor estadounidense Edwin Parker “Cy” Twombly Jr., artista que dominó el expresionismo abstracto y que posteriormente se introdujo en el terreno neo expresionista y se convirtió en experto en minimalismo.

Sus trazos, su caligrafía y sus grafitis son de una solidez espectacular. Me fascina “Cy”.

Otro de mis ídolos es el fotógrafo nacido en Nueva York en noviembre de 1946, Robert Mapplethorpe, también ya fallecido, célebre por sus fotografías de gran formato en blanco y negro, sobre desnudos masculinos. A veces su contenido sexual ha sido calificado de pornográfico y le ha generado multitud de polémicas.

Y otro imprescindible en esta lista es otro artista estadounidense Peter Hill Beard, escritor, periodista y fotógrafo que realizó soberbios trabajos en África, principalmente con animales.

Me llama la atención la forma de captar de Beard. Sus exhibiciones en las que combina las fotografías con elementos que incorpora y que expresaba en su diario, insectos, hojas secas, citas, mensajes, objetos encontrados, fotografías antiguas en color sepia, incluso algunas, a veces manchadas con su propia sangre o con la sangre de un animal.

Es lo que me atrae de la fotografía, el momento, trasladar una imagen, un mensaje instantáneo a cualquier otro tiempo. Que sea impactante.

Ejerce como profesional sanitario en las urgencias de una clínica privada y en los servicios médicos de la Federación de Fútbol Illes Balears, quizá por eso sus piezas realizadas en tiempo de confinamiento se han expresado con rostros temerosos.

Sin duda este estado de pandemia influye negativamente en mucha de la gente que acude a urgencias o las consultas. Hay personas que no pueden evitar trasladar su preocupación por la incerteza que les ha generado esta situación.

Al acabar la jornada de trabajo, llego a casa y me encierro en mi estudio y comienzo a trazar líneas y gestos. Han surgido caras que desvelan miedo. Espero y deseo que esto se supere pronto.

Juanan Martorell es practicante de Triatlon, tiene el título de entrenador de fútbol, es un avezado estudiante de la gastronomía, observador de la fotografía, mentor de la pintura orgánica, escultor primitivo.

En sus delirios pictóricos se pronuncia con sencillez, con mensajes sutiles, a veces punzantes, irónicos, profundos. Su pintura es irreverentemente modesta, pero al mismo tiempo ingeniosamente transparente. Con sus esculturas construye puzles naturales con elementos que sustrae de génesis olvidadas y para él paradisiacas. Fotografía la vida analizándola milímetro a milímetro. Durante un segundo la detiene y le absorbe aquellos fragmentos erosionados que convierte en escena para la memoria.

Su creencia en el arte y sus facultades le permiten poder caminar sobre la línea del horizonte y mirar hacia la tierra.

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