Este es sin duda mi artículo más personal, más introspectivo y con su redacción espero tomar mayor conciencia de este aspecto de mi personalidad además de revisar donde me encuentro y las herramientas de gestión que hoy tengo a mi alcance y como y cuando las utilizo. Al mismo tiempo espero que pueda ayudar a otras personas que tengan la misma adicción ya que creo que somos muchos los que pasamos en un momento u en otro de nuestras vidas por esta situación.
Si, lo confieso, soy adicto a la velocidad, a hacer muchas cosas a la vez, a hacer más cosas de las que tiene sentido poder hacer, a llegar al viernes por la tarde como si al final de un maratón, a darlo todo. A estar enganchado, literalmente enganchado al móvil y al Whatsapp. A vivir a contrarreloj. La actual crisis no ha hecho más que provocar que corra más y haga aún más cosas que antes.
Gracias al trabajo en conocimiento y desarrollo personal que he venido haciendo en los últimos 10 años se que es la velocidad es un rasgo de mi personalidad y en cierta manera me veo reflejado, mi capacidad de trabajo y de asumir responsabilidades, la posibilidad de gestionar múltiples aspectos de la empresa son fortalezas profesionales que he ido desarrollando con los años. Además me considero una persona ambiciosa en cuanto a que quiero muchas relaciones simultáneas en mi vida, Mujer, Hijos, Empresas, Empleados, Deportes, Amigos. No es nada fácil conseguir participar con todos de una forma justa y equilibrada pero hay que intentarlo y no resignarse a prescindir de algo. Todo lo que hacemos nos define y todo lo que hacemos decidirá en quien nos convertiremos.
Sin embargo debo reconocer que llevo una temporada que voy pasado de vueltas, voy super acelerado y empiezo a ver ya otra vez “luces rojas”, “pilotos automáticos” que me avisan que si no frenó puedo salirme de la carretera. Tengo también la suerte de que personas que me quieren también me han dado el toque y ahora ya se tomar buena nota, no como hace años que me lo tomaba como un ataque personal...como comento el tiempo nos va haciendo más maduros y mejores.
¿Qué me está pasando? Sin duda la sociedad actual en la que vivimos nos lleva muchas veces a esa forma de trabajar y de vivir sobre todo cuando tienes una personalidad de autoexigencia y con objetivos muy definidos de lo que quieres para tu vida. En mi caso, conseguir la empresa que visualizo está siendo un camino laborioso y de perseverancia y siempre necesita mi mejor versión, aprendizaje continuo y mucha confianza en mí mismo y en las personas que me acompañan en el proyecto, mi socio y nuestro equipo. La actual crisis Covid no hace más que complicar algo más la situación en cuanto a que nos enfrentamos a más incógnitas, más factores en la ecuación de la viabilidad y del éxito y no es una sensación sino una realidad que todo va más rápido que antes.
Ante esta situación acelerada lo primero que uno debe aceptar es que no puede cambiar el entorno y debe marcarse una estrategia para gestionar su vida inmersa en este nuevo mapa.
No olvidemos lo que ocurre cuando uno vive en este estado, atrapado en esa aceleración constante. Baja la productividad, se reduce o elimina la creatividad y se deteriora el entorno profesional y personal. Acabas desconectando porque te encierras sin darte cuenta en el bucle del trabajo infinito. Y lo que es más importante es el caldo de cultivo del peor stress, el que dispara hormonas como el cortisol lo que según mi opinión (tras mucha lectura al respecto) es el factor determinante de muchas enfermedades. Estamos claramente jugando con Fuego.
En mi estrategia personal cuento con herramientas diarias que cuando no las utilizo incurro en los riesgos de volverme a desconectar. Una de las principales herramientas es la meditación, hace ya años que empece con su práctica diaria abrumado por la contundencia de los informes y libros que avalan sus beneficios. Utilizo la App “Petit Bambou” que es la que me va mejor de todas las probadas. Suelo meditar a 1º hora (7:00) o bien antes de acostarme (22:00). No es fácil conseguir la práctica diaria pero he de reconocer que cuando me lo salto lo noto enseguida. Otra de las herramientas es la aplicación del Mindfulness en las comidas e introducir pausas en la jornada laboral. Es algo que reconozco no estoy consiguiendo de forma diaria y que sin embargo he comprobado lo beneficiosas que son. Otra herramienta es la desconexión de Móvil y de pantallas, apagado total, dos horas antes de irme a dormir pero aquí reconozco que tampoco soy constante y que debo ser más disciplinado. Otra herramienta fundamental es la de romper la semana con algún plan con la familia como por ejemplo el miércoles llegando antes a casa y preparando una cena diferente a lo habitual o buscando charlar con mis hijos de una forma más privada y personal, en definitiva, conectarse a la familia y desconectarse de la empresa. Otra herramienta es la de planificar acciones para el fin de semana para buscar esos momentos únicos que son los que al final nos quedan, no debemos olvidarlo. Dispongo de más herramientas, como la revisión diaria de lo realizado y las revisiones semanales y mensuales de lo que ha ocurrido y he hecho. Mis sesiones de coaching mensuales, canales de inspiración, lecturas de libros como el del maestro Eckhart Tolle u otros de desarrollo personal...etc. En definitiva, herramientas que me permiten gestionar una alternancia del ON-OFF para conseguir de forma voluntaria un cambio de velocidades de FAST a SLOW.
No sin ganas de extenderme me despido con la esperanza de haber compartido esta situación con algún lector y mostrarle que existen herramientas para poder vivir en este entorno sin tener que renunciar completamente a la velocidad. Buena Suerte a todos.