EDITORIAL

Diversificar la economía para complementar los ingresos del turismo

Martes 03 de noviembre de 2020

En el marco de la actual crisis, políticos y expertos coinciden en la necesidad de diversificar la economía de Baleares más allá del turismo, a pesar de que la industria turística siga siendo el principal catalizador de la actividad económica local. Todos -incluidos los más críticos con el sector- consideran que el turismo es un motor insustituible de nuestra economía, pero a su vez inciden en que es necesario poner en marcha alternativas que complementen los ingresos procedentes de los turistas.

La crisis ha colocado a Baleares en el peor escenario, con unas consecuencias que deben hacer reflexionar. Las cifras demuestran la dependencia extrema del turismo para generar bienestar y riqueza en las Islas. Sólo el seis por ciento del PIB balear procede de la agricultura, la pesca y la industria manufacturera. El turismo y actividades complementarias como los transportes o el comercio, representan el grueso de la economía balear.

El parón económico provocado por la caída del número de turistas y los interrogantes que, de cara al futuro, suscitan las restricciones planteadas en los principales países emisores, aconsejan esta diversificación más pronto que tarde. Por eso -y dado que no existe una varita mágica que cambie la estructura económica y social de la comunidad de la noche a la mañana- es aconsejable dirigir la mirada hacia actividades que requieran la menor intervención posible y hagan fácil el tránsito hacia un nuevo modelo.

En este sentido, el vicepresidente del Cercle d'Economia de Mallorca, Lluís Quetglas, planteaba este fin de semana en mallorcadiario.com una alternativa sencilla, basada en estructuras ya existentes y que pueda aprovechar los atractivos que hacen de Baleares un destino líder en el panorama turístico. La idea es convertir las Islas en un entorno preferente para albergar como residentes a ciudadanos extranjeros de un alto poder adquisitivo. No serían turistas, sino extranjeros con casa y con intereses en Baleares, a muy pocas horas de sus países de origen, y en un volumen suficiente como para modificar el reparto del PIB.

Hacia ese objetivo, propone Quetglas, deberían enfocarse estrategias y proyectos. La idea es sencilla y merece ser tenida en cuenta a la hora de repensar modelos. La recurrente idea de convertir Baleares en un entorno de industrias tecnológicas que puedan desplazar al turismo como principal generador de actividad -al modo de un Silicon Valley del Mediterráneo- sigue siendo atractiva, pero es necesario acudir, de entrada, a alternativas más sencillas. Hay que diversificar sin dejar de mejorar la oferta turística y hacerlo en el menor plazo de tiempo posible para evitar impactos como el de la actual crisis.

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