Estos y otros datos oficiales reafirman al presidente de Restauración Caeb-Asociación Mallorquina de Cafeterías, Bares y Restaurantes, Alfonso Robledo, en su convicción de que “se está actuando injustamente contra los establecimientos de restauración, ya que es incierto que constituyan un foco importante de expansión de la Covid, sino que incluso son emplazamientos mucho más seguros que otros escenarios”.
El informe de las Mutuas de Accidentes de Trabajo sobre bajas laborales parece confirmar el argumento del dirigente patronal. Con datos recopilados esta misma semana, exactamente el 14 de octubre, el personal que desarrolla su actividad profesional en bares, restaurantes o servicios de catering causa baja, por razones vinculadas al coronavirus, en menor medida que los trabajadores de otros sectores: un 5,97 en el caso de los restaurantes, un 4,26 los bares, y un 7,64 el catering, con una medida entre las tres actividades que se sitúa en 5,35.
En cambio, en los diferentes servicios sanitarios o sociosanitarios, la tasa de afectación del Covid entre el personal es muy superior: un 37,84 por ciento en las residencias geriátricas; un 21,39 en los profesionales dedicados a los servicios sociales; un 16,68 en las clínicas odontológicas, y un 12 por ciento en otras ramas del ámbito sanitario. El promedio general es de 33,90 por ciento, muy por encima del 5,35 que presenta el sector de la restauración.
Aunque con una diferencia sensiblemente menor, también en buena parte de los negocios adscritos al marco del pequeño comercio las cifras de bajas médicas causadas por diagnósticos positivos de coronavirus superan las tasas de bares, restaurantes y establecimientos de catering. Así ocurre, sin ir más lejos en el caso de los estancos, cuyo índice de afectación del Covid entre sus empleados es del 9,36 por ciento. En las gasolineras y estaciones de servicio, el dato apunta un 8,28 por ciento, por encima de los comercios de venta al por mayor, que presentan un 6,64 por ciento.
Para Alfonso Robledo, estos datos ponen de manifiesto que los locales de restauración “son mucho más seguros de lo que determinados mensajes y ciertas medidas están dando a entender. En otros territorios europeos, lo tienen muy claro y no consideran a los bares y restaurantes un peligro público frente al coronavirus sino, muy al contrario, unas localizaciones que brindan mejores garantías de prevención y seguridad ante los contagios que otros entornos, especialmente las cenas y reuniones sociales que se llevan a casa en domicilios particulares”.
De hecho, según Robledo, en determinados países “se están dando cuenta de que a la hora de compartir una fiesta de cumpleaños, una comida de amigos o cualquier otro evento con amigos y conocidos, es mejor hacerlo en un restaurante, o en alguna de las otras ofertas que constituyen el tejido productivo del sector, dado que recibirán una atención profesional y los protocolos de contención se aplicarán con mucho mayor rigor que en una vivienda particular. En España, de momento, aún no hemos abierto los ojos al respecto, y se sigue criminalizando a nuestro sector como si fuera el causante del coronavirus cuando es justo lo contrario: puede actuar como un elemento fiable y efectivo de prevención de la enfermedad”.
Mientras los negocios de restauración esperan que la visión de las administraciones vaya cambiando, la dura realidad es que, en el caso concreto de Baleares, los cierres, temporales o definitivos, se hallan a la orden del día. Según Robledo, la situación “no puede ser peor. Salvo ilustres excepciones, las instituciones públicas no nos están ayudando, y la expectativa es que entre el 40 y el 50 por ciento de la oferta en las islas desaparezca. Y puede que me esté quedando corto si el rumbo de los acontecimientos sigue igual que ahora”.
Una medida que, en cambio, ha ayudado a bares y restaurantes radicados en Palma a optimizar algo más sus espacios ha sido la posibilidad de ocupar zonas originalmente destinadas al aparcamiento de vehículos. El acuerdo entre Cort y los representantes del sector expira el próximo 31 de diciembre.
Desde Restauración Caeb, según ha precisado su presidente, ya se ha reclamado una reunión con el Ayuntamiento de Palma para negociar la prolongación de este permiso excepcional de ocupación de la vía pública. Para Robledo, con los datos en la mano “resulta fundamental que esta medida se prolongue, ya que, en plena segunda oleada del Covid, las circunstancias que la motivaron continúan estando presentes”.
En opinión de Alfonso Robledo, la negativa evolución de los contagios en este repunte del virus obedece a diversas razones, pero destaca especialmente “la que tiene que ver con los hábitos de los jóvenes. Las administraciones no están sabiendo llegar a este colectivo para concienciarles del peligro que supone que sigan practicando el botellón o protagonicen concentraciones multitudinarias y sin medidas de protección”.
Robledo opina que el comportamiento de los segmentos más jóvenes de la sociedad “tiene un efecto mucho más directo sobre la reactivación de las infecciones que la actividad que se lleva a cabo en los establecimientos de restauración. Sin embargo, las normativas que se están promulgando pasan por alto esta circunstancia y se siguen cebando en los bares y restaurantes. Están cometiendo un error, y a nosotros nos están condenando a la ruina más absoluta”.