OPINIÓN

El Shitshow en España

Opinión mallorcadiario.com

José Manuel Barquero | Domingo 04 de octubre de 2020
A uno le llamó corrupto y cocainómano, y del otro se mofó por su hoja de servicios en el ejército, a pesar de haber fallecido de un cáncer a los 46 años. Trump superó nuestras expectativas al referirse así a los hijos de Biden en el primer debate entre candidatos a la presidencia de los Estados Unidos. El aspirante demócrata se puso a la altura del republicano llamándole payaso en tres ocasiones, olvidando así una regla fundamental en un cara a cara electoral: no te metas en el barro con un cerdo, porque al cerdo le gusta.

Trump estuvo en su salsa, chapoteando en el fango en que ha convertido la política norteamericana durante su mandato. Consiguió llevar a Biden a la ciénaga una y otra vez, hasta convertir el debate en una vergüenza nacional para la mayoría de ciudadanos que no apagaron el televisor a los diez minutos, hartos de las interrupciones constantes y el barullo insufrible. Shitshow, espectáculo de mierda, fue el mejor resumen que hizo Dana Bash, la principal corresponsal política de CNN.

La degeneración de la vida pública en ese país en un hecho innegable, incluso para buena parte de los votantes de Trump. En 2018 los profesores de Harvard Levitsky y Ziblatt publicaron un libro que describe con detalle los mecanismos para socavar desde dentro los sistemas representativos, a través de una lenta y progresiva degradación de las instituciones que los sustentan. En Cómo mueren las democracias explican el primer requisito para proceder a esa voladura interna: llevar a las sociedades a una polarización extrema. Esta música nos suena…

En el siglo XXI, los golpes de Estado llevados a cabo por militares ya solo se ven en Africa, y pocos. Ahora la subversión de la democracia representativa se ejecuta de manera más sutil, a menudo apoyándose en resultados electorales, como hicieron Hitler y Mussolini, pero hilando mas fino. Perón en Argentina y Chávez en Venezuela arrasaron en las urnas, y desde el poder capturaron a los árbitros del partido, los jueces y los medios de comunicación. Fujimori, Erdogan Putin, Duterte, Maduro… líderes protegiendo a su país de un enemigo que si no se encuentra en el exterior, se inventa en el interior criminalizando a la oposición. Otra canción que nos suena…

Con todas sus imperfecciones, las democracias liberales han hecho avanzar a las sociedades más que ningún otro sistema de organización política en el último siglo. Y en todos los casos ese desarrollo económico y social se ha producido respetando dos reglas no escritas: el respeto por el adversario político, es decir, no deslegitimarlo, y la mesura en la aplicación de las normas y en el ejercicio del poder. Sin llegar a sus niveles de histrionismo, es fácil comprobar que Trump no es el único líder que está demoliendo estos dos pilares de una democracia avanzada.

Desde la distancia, observamos perplejos la decadencia de la política en la todavía primera potencia mundial, y su grado de conflictividad social. Pero otro estudio de Harvard afirma que en Europa, Francia y España presentan índices de polarización superiores al de Estados Unidos. Esta afirmación puede resultar exagerada, pero el grado de enfrentamiento institucional que estamos viviendo en nuestro país nos obliga al menos a formularnos esta pregunta: ¿sería posible hoy en España un espectáculo tan bochornoso como el que brindaron Trump y Biden? En mitad de la peor crisis social y económica de las últimas décadas, la respuesta la encontramos cada semana en el Congreso de los Diputados.

La obra de Levitsky y Ziblatt, que en el fondo es una crítica despiadada a las políticas de Trump, contiene un listado de maniobras sospechosas que conviene vigilar para preservar las democracias representativas: el afán por deslegitimar a la oposición, la crítica blanda -cuando no tolerancia- hacia ciertas formas de violencia social, el uso de legislaciones o situaciones de excepción para promover cambios en el sistema, el control creciente de los medios de comunicación… Por desgracia, esta canción nos suena tanto que podría ser número uno en las listas de nuestro país.

La sociedad americana es tan diferente a la española que algunos pensarán que comparar a Trump con Sánchez es un delirio. Pero no hace falta irse tan lejos. En 1978, un eminente politólogo español, Juan José Linz, especializado en el análisis comparado de las transiciones a regímenes democráticos, publicó un libro titulado La quiebra de las democracias, en el que avisaba que la desaparición de muchas democracias comienza en el momento en que un partido mayoritario, es decir, sistémico y con vocación de gobierno, se muestra más afín con los partidos extremistas que están a su lado del espectro político que con los partidos moderados del otro lado del tablero. Linz daba clases en la Universidad de Yale, y ya sabemos que nadie es profeta en su tierra, pero el vaticinio asusta en mitad de nuestro shitshow ibérico.

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