CARTAS AL DIRECTOR

Los peligros de la Fe

Miércoles 02 de septiembre de 2020

Cuando Claudio Ptolomeo, aprovechando la concepción del Universo de Platón y Aristóteles, aportó a la Humanidad y a la Ciencia extensos avances y conocimientos, no podía imaginar que la Iglesia Cristiana del Siglo II aprovecharía para fortalecer sus Dogmas y su Doctrina. Su famoso ALMAGESTO le iba como anillo al dedo a la Iglesia. Eso de que la Tierra era el centro del Universo, se tenia que aprovechar. Y así se hizo. Dios era el Centro del Universo y siguió siéndolo muchos siglos.

Como sea que la Humanidad, la Ciencia y hombres como Nicolás Copérnico, evolucionaban, éste, con su Teoría Heliocéntrica, lo cambió todo. Ya no era Dios, quiero decir La Tierra. El centro del Universo era el Sol, toda una revolución que incomodó y alarmó al Vaticano del siglo XVI. Seguro que los acontecimientos en Alejandría durante los siglos IV y V, se adivinaban suaves al compararlos con las técnicas del Santo Oficio. Suerte tuvo Nicolás de ser un férreo cristiano y nada conflictivo. Fue más teólogo que científico.

En los siglos XVI y XVII un extraordinario Galileo Galilei, apoyó la REVOLUCIÓN de Copérnico, documentó y probó algunas teorías, antepuso la Ciencia a la Fe. No reaccionó El Vaticano, tal vez debilitado por la reciente escisión de aquellos “protestantes". Esto salvó a Galileo del típico acoso y derribo, la hoguera y demás.

En la actualidad ocurre lo mismo. Algunos se aferran a las consignas que les infieren los programas políticos que por nefastos, erróneos y decepcionantes que resulten, siguen adictos y adeptos a sus doctrinas. Son los peligros de la Fe.

La apatía en algunos casos y la ignorancia en otros, hace que muchos inútiles e incompetentes más teóricos que técnicos, abusen y se beneficien del poder alcanzado. Al final, el tiempo pondrá las cosas y los individuos en su sitio. Siempre ha sido así. Mientras no nos podemos quejar si no reaccionamos, acatar sin más sabe a poco. La Fe es para vagos.

Tomeu Pizá


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