El ave, que no parecía importunada ante la presencia de humanos a escasos metros de distancia, se ha concentrado en su tarea -eso sí, vigilando de soslayo a los allí presentes- y ha permitido a los sorprendidos bañistas ser testigos de excepción de sus habilidades para dar caza a los pequeños peces que intentaban huir de él.
Tras quince minutos de persecución implacable y llenar su panza, el ave ha seguido su ruta y se ha alejado definitivamente de la zona de bañistas.