EDITORIAL

Atentado de ETA en Palmanova, una investigación abierta

Lunes 15 de junio de 2020

A punto de cumplirse once años del atentado de ETA en Palmanova, que costó la vida a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, la Audiencia Nacional sigue las pesquisas para identificar a los terroristas que lo perpetraron. Este domingo mallorcadiario.com publicaba el auto que el Juzgado Central de Instrucción número 4 de Madrid emitió el pasado jueves solicitando información a Francia sobre los zulos de la banda descubiertos en las fechas en que se produjo el asesinato. Sospecha el instructor -el magistrado José Luis Calama- que la investigación sobre los arsenales de ETA localizados en el país vecino puede arrojar datos sobre los hasta ahora desconocidos autores del atentado.

El hecho devuelve a la actualidad el triste suceso que conmovió la sociedad balear hace una década y que constituyó el último atentado con víctimas mortales de la banda terrorista en suelo español. La solicitud de la Audiencia Nacional pone de relieve cómo la maquinaria judicial no ha dejado de funcionar para esclarecer uno de los muchos atentados de ETA cuyos autores siguen sin ser identificados y sin rendir cuentas ante la justicia, por mucho que la organización haya abandonado la actividad terrorista.

Que ETA no mate ahora no significa que la acción tanto policial como judicial deba abandonarse. Esta circunstancia se pone de relieve con el auto del pasado jueves, arrojando esperanza a una sociedad -a unas familias y a unos compañeros- que se vieron sacudidos por la infamia el 30 de julio de 2009, fecha en que la bomba lapa acoplada en los bajos del coche policial acabó con las vidas de Diego Salvá, mallorquín de 27 años, y de Carlos Sáenz de Tejada, burgalés de 28, ambos con apenas un año de servicio en la Guardia Civil.

La infamia sigue sin respuesta, sin poner nombre a los asesinos en uno de los más de 300 atentados de ETA que siguen sin resolver. Esto significa un tercio de todos los asesinatos cometidos por la banda en su medio siglo de actividad terrorista. La colaboración de los herederos de ETA en este fin parece descartada toda vez que reorientan sus expectativas hacia el terreno político, a la vez que se mantienen homenajes públicos a etarras y se impone una tabla rasa que satisface a una parte de la sociedad que ya da por bueno que se haya abandonado el asesinato como método a la vez que se han entregado algunos zulos de material obsoleto.

La justicia, sin embargo, debe prevalecer y la acción de la Audiencia Nacional esta semana debe devolver la esperanza a quienes buscan respuesta a los muchos interrogantes que aún hoy permanecen abiertos, confiando en que algún día pueda ponerse cara y nombre a los asesinos de Palmanova.

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