OPINIÓN

Las Medidas Fiscales que venían del Noreste

Jorge Sáinz de Baranda | Domingo 10 de mayo de 2020

Finalizo una semana “horribilis”, en la que nos ha dejado una gran mujer y amiga, Cristina Stampa, -hija del famoso abogado Jose María Stampa Braun, y lo que es más importante, esposa, madre, abuela y parte esencial de la familia Planas, a los que considero mi propia familia-, con una noticia del Gobierno Alemán que reabre el eterno debate sobre la conveniencia de subir o bajar los impuestos en momentos de crisis -o, como tercera alternativa a esta disyuntiva, acogerse al “virgencita, virgencita, que me quede como estoy…”-.

Alemania ha decidido optar por reducir la presión fiscal mediante dos medidas importantes: (i) reducir el tipo impositivo del IVA del 19% al 7% para uno de los sectores más dañados por la crisis del Covid-19s, el sector de la restauración; y al mismo tiempo, (ii) dejar exentas de tributación las subvenciones directas para el empleo, siempre que las citadas subvenciones no excedan el 80 por ciento de la masa salarial perdida.

Uno de los posibles primeros pensamientos que nos pueden venir a la cabeza es que en España el tipo impositivo del sector de la restauración está en el 10%, muy por debajo del de Alemania; pero frente a eso es fácil replicar que la Directiva Comunitaria 2006/112/CE, relativa al sistema común del impuesto sobre el valor añadido, determina que tanto los servicios hoteleros como los de restauración están dentro de los servicios a los que se les pueden aplicar los tipos reducidos, lo que supone que todavía le queda un amplio margen de maniobra a nuestro Estado para reducirlo.

Y es que creo que el debate no está en las medidas concretas que adopte cada Estado -o incluso las Comunidades Autónomas en el marco de su capacidad normativa-, el debate está en si es necesario articular o no una reforma fiscal que reduzca la presión de aquellos sectores que se van a ver más afectados por la crisis. El sector de la restauración, y en general todos los vinculados al sector del turismo, piedra angular de la economía en nuestro país, van a ser los sectores que se van a ver más afectados por esta crisis y, en mi opinión, más pronto que tarde deberían empezar a plantearse medidas reales de ayuda, tanto desde el punto de vista fiscal como financiero.

Pese a que todos los países de nuestro entorno ya están estudiando y elaborando normas que recogen estímulos fiscales para frenar la crisis económica, nuestro Gobierno no solo se resiste a reducir los impuestos si no que ya soplan vientos de posibles “subidas” en el IRPF o el Impuesto de Sociedades, así como la creación de nuevas figuras impositivas como la Tasa Covid dirigida a grandes empresas y patrimonios.

Las medidas contempladas hasta la fecha en los infinitos Reales Decretos-Ley aprobados tienen un alcance muy limitado, y en la práctica solo suponen un “patadón para adelante” de las obligaciones materiales, y no una verdadera medida que redunde en beneficio de los empresarios y que les ayude a afrontar las dificultades en las que ya se ven inmersos.

En el Despacho estamos colaborando con asociaciones empresariales en propuestas que tienen su fundamento, y que comparto plenamente, en que no por aumentar los impuestos necesariamente se va a recaudar más; por el contrario, una bajada de impuestos en los sectores más afectados por la crisis va a generar una mayor recaudación ya que la posible nueva apertura, la inversión necesaria, el empleo y el consumo aumentarán, y el Estado recaudará más, tanto por la imposición directa como por la indirecta, consiguiendo a su vez a que también aumente el dinero disponible de los empresarios.

Éstas son las iniciativas que vienen de Europa por lo que esperemos que, por una vez, nos sumemos al resto; y así la Ministro Montero podrá retomar la magnífica apreciación de la Vicepresidente Cuarta Teresa Ribera, para reinterpretarla en el sentido de que estas medidas “venían del noreste y nosotros estamos un poco más al oeste, y entonces pudimos adaptarlas un poco antes».


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