OPINIÓN

Poder sin legitimidad

Francisco Gilet | Miércoles 22 de abril de 2020

Nuestro pretencioso placebo presidente tiende a rodearse de los Ivan y MAO, al tiempo que a adornarse con frases más o menos coherentes con esa pretensión de convencer al pueblo de que es un super crac de las crisis. Días atrás, con su habitual engolamiento, sacó a JFK y su frase relativa a la entrega del ciudadano a su patria. Bonita frase, Ted Sorense debió cavilar para incluirla en el discurso. Sin embargo, nuestro pastoso presidente no sabe de otra del mismo presidente asesinado; “Perdona a tus enemigos, pero nunca olvides sus nombres”. Y, seguramente, España y su historia aplicará tal consejo.

Nos resultará imposible olvidar su nombre, Pedro, y el de toda esa “canalla” de ministros (genérico) que usan las palabras cual dioses imbuidos de la gran verdad y la reciben gentes de la gleba, sin derecho ni a pensar ni mucho menos a expresarse en libertad. Ministros y políticos que juegan con los derechos a su puro interés. Y ello hasta el extremo de pretender eliminar todos cuantos valores se opongan a su objetivo: la implantación de un Estado totalitario. Un Estado al cual nos encaminamos por el empuje de Pablo, con la total complacencia de todo el socialismo y la activa participación de Pedro. Y quién no juegue en ese terreno, es un traidor fascista, proclaman precisamente quienes protagonizaron el bulo que presenció el palacio de la Zarzuela, ante el Rey y el Notario Mayor del Reino; la promesa de respetar la Constitución. En ese preciso momento, Pedro, Pablo y toda la “canalla”, anunció que iba a cometer perjurio.

Y mientras se recorre ese camino, el vecino de al lado, sale a despotricar, con todos los adjetivos que le caben en su mollera, contra quién tiene en su mente el consejo de JFK; perdonar, pero no olvidar a quienes nos están abocando a unas crisis a cuál más feroz; la sanitaria, la económica y la social.

La sanitaria, políticamente es de tal caótica magnitud que ni tan siquiera sabe el gobierno cuantas defunciones ha producido el virus. Un virus contra el cual luchan en primera línea médicos, enfermeras, sanitarios, farmacéuticos, con su única real herramienta, es decir, profesionalidad y humanidad. Ha tenido que ser el T.S. quién haya señalado la obligación de facilitar mascarillas, guantes, respiradores, a un gobierno y a un ministro que es incapaz de comprar el material adecuado, provocando que más de 30.000 profesionales, en primera línea contra el virus, se contagien, con muertos y cifras vergonzantemente escondidas. Todo ello, con el ridículo de otro ministro que no sabe ponerse una mascarilla y una ministra que recorre el super sin guantes ni mascarilla ni guardando las distancias. Guantes que sí llevaba puestas el 8-M, mientras rechazaba los besos porque “hay un virus”. Eso el vecino progresista no lo ve por la sencilla razón de que el presidente es socialista y no de derechas. De no ser así, las calles estarían llenas de manifestantes progresistas, de charlatanes progresistas, de animalistas progresistas., es decir, de comunistas revolucionarios como los que gritaban por una persona contagiada por el Ébola, curada. Ahora hay miles de muertos, jóvenes, adultos, ancianos, médicos, sanitarios, sacerdotes y el vecino y compañeros progres, callan. Y si alguien se atreve a quejarse, ahí está el ministerio de Interior y sus acólitos para “minimizar todo ese clima contrario a la gestión de crisis por parte del Gobierno” y proclamar la indecencia de denunciar tal censura, cuando ya circula copia por escrito de la orden de “minimizar”, bajo el sofisma de “desafección a las instituciones”. Igualito que durante la republica y su ley de defensa del espíritu republicano.

La pandemia pasará, no se sabe cuándo, pero acabará. Con miles de difuntos, jóvenes y ancianos, millones de parados, miles de empresas cerradas, millones de autónomos quebrados, miles de concursos de acreedores, cadenas hoteleras sobre el filo de la navaja, familias sin recursos, víctimas todos de una incompetencia absoluta. Obviamente, para el vecino progresista la culpa será del Ibex, del liberalismo y de la derecha. Del Ibex por no haberse esforzado en atender al trabajador y de la derecha por no haber coadyuvado sumisa con las órdenes de la progresía comunista depredadora. El vecino progresista lo tiene claro; la culpa nunca es de la izquierda, ergo, siempre es de la derecha, ya que el encierro ni llegó tarde, ni se decidió mal ni sin los medios necesarios. El dilema se halla en descubrir quién solucionará ese cúmulo de problemas llamado “crisis económica”. Obviamente, para el vecino progresista todo se soluciona con más Estado, menos economía privada, menos mercado, menos libertad de expresión, más confinamiento, más censura y más control. En otras palabras, abandonar el equilibrio entre poder y legitimidad, para mantenerse montado en el imperio del partido exclusivo.

Y es que, esa alocada pretensión de Sánchez e Iglesias de convertir la adversidad en triunfo nos está conduciendo al mayor de los ridículos internacionales y a un pavoroso panorama interior.

La crisis sanitaria, la económica tienen su colofón; la social. Los millones de parados, los empresarios quebrados, las familias arruinadas, los colegios privados aherrojados, las clínicas privadas controladas, los comercios cerrados, el consumo bajo tierra, la confianza ciudadana de funeral, al vecino progresista no le parece anormal, sino conveniente. “Hay que aprovechar la excepcionalidad”, proclamaba el comunista Iglesias. Por descontado que todo ello traerá, hambre y marginación, pero no hay problema, para solucionarlo sacan el subsidio vital. Lástima que no eliminen las colas en los Bancos de Alimentos, en las Parroquias, en los Conventos, en las ong,s estilo de Zaqueo. No, al vecino progresista ello ni le interesa ni le preocupa, no gobierna la derecha.

Presente caótico, encierro fracasado, futuro espeluznante anunciado ya por el BdE, pero, tampoco es problema, no gobierna el P.P., sino los inventores del Gulag y del Pravda y de Lubiankas y del KGB. Lo curioso es que, el vecino progresista, al cual los anti-gobierno le repugnan, igual tiene la esperanza que esos comunistas gobernantes levanten el confinamiento el próximo 26 por aquello del Orgullo. Si las feministas tuvieron su día de gloria, no sería justo que no hubiese reciprocidad. Aunque puede que haya una excepción, como con los musulmanes de Vendrell y los católicos de san Fernando de Henares. ¿O no, Sánchez?


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