Agustín Buades | Domingo 05 de abril de 2020
Cada día miles de personas salen al balcón, ventana o terraza a aplaudir a las 8h de la tarde para manifestar su gratitud a las personas que en estos momentos están ayudando, incluso con peligro de su vida, a curar, abastecer, proteger nuestra vida, etc por la pandemia del coronavirus.
Es un hecho insólito que todas las tardes a las 8 salgamos a aplaudir pero también es un gran gesto de una sociedad solidaria con estos ángeles de la guarda.
Y cada tarde al salir se saludan unos a otros como si se conocieran de siempre, y apenas hace unas semanas ni los conocían ni menos les saludaban. Este tsunami no solo de solidaridad sino de humanidad es lo que no podemos olvidar cuando todo esto acabe.
En la vida que llevábamos anteriormente llena de individualismos egoístas y sectarios, en donde la gente sólo pensaba en ella y sus cosas, de repente se da cuenta que enfrente en su calle, en su barrio, en su casa, hay gente que esta padeciendo del mismo confinamiento y sale con toda naturalidad a sumarse a un acto que nos une y que nos hace crecer como sociedad.
Sí, es un acto pequeño, el de aplaudir todos los días, pero de actos pequeños está llena toda nuestra existencia. A lo mejor no está en nuestras manos salvar vidas, o dictar leyes para minimizar la tremenda crisis económica que se nos viene encima, pero si podemos sonreír alguien, preocuparnos por su salud o sus necesidades, preocuparnos por sus problemas o simplemente escuchar , en definitiva saberse parte de una comunidad en donde nos apoyamos todos. Sino el individualismo se lo va a llevar todo lo que se ponga por delante .
Que no olvidemos esos aplausos cuando esto acabe. Que nos acordemos de que todos estamos en el mismo barco.
Estoy seguro que el día que acabe esta crisis y no salgamos a aplaudir a las 8, nos encontraremos raros y nos preguntaremos porqué y entonces sabremos que este pequeño acto nos unió como calle, barrio, ciudad y país y nos sentimos apoyados y arropado por lo demás.
Y cunado llegue el día en que no aplaudamos con las manos, aplaudamos con el corazón y miremos a los demás como parte de algo mas grande que el yo, el nosotros.
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